La única sombrerería especializada con servicio de lavado y planchado de sombreros es La Popular, fundada en 1907, afirma su propietario José Sosa Padilla.
La tienda está ubicada en la calle Independencia número 98 en el Centro Histórico de la capital queretana y se ha mantenido a lo largo de 105 años y soportando el paso de diferentes modas.
Cuando el negocio inició todos los hombres usaban sombrero y superó la etapa en que desapareció. Ahora nuevamente regresa su uso, tal vez no por gusto sino para protegerse del sol, considera José Sosa.
“Todo el mundo usaba sombrero, de calidades y estilos diferentes. Nosotros usábamos sombreros de fieltro, la ilusión de muchos de nuestros clientes era subir de categoría al comprar un sombrero de fieltro, pero llegó la moda de los años 40, que era lucir el peinado moderno y los sombreros dejaron de usarse y dejaron de comprar”, explicó.
La Popular en principio era la sucursal de la casa Tardan que se encontraba en la ciudad de México. Esta tienda ha pasado por tres generaciones, ahora está en la transición de llegar a la cuarta.
José Sosa Padilla pertenece a la tercera generación y explicó que su abuelo, José Sosa Contreras, fue quien comenzó con la venta de sombreros. Su antecesor, en 1924, se sacó la lotería y decidió negociar con la familia Tardan para poner lo que ahora sería una franquicia.
“Quien la instala y la echa a andar es mi abuelo José Sosa Contreras, él es el que tiene un golpe de suerte y se saca la lotería. Decide comprarle a la familia Tardan el negocio y da el enganche. Se queda con la deuda, pero lamentablemente en enero de 1928 muere y mi padre —que era el hijo mayor y en esa época estaba joven— tomó las riendas del negocio”, narró el ahora dueño.
La sombrerería desde esa época trabaja también con un taller de lavado de sombreros, quien se hizo cargo en aquella época de la lavandería fue Francisco, aunque luego de un tiempo decidió irse del estado para llegar a Tampico y poner otra sombrerería allá. En principio el negocio pertenecía a la esposa de José Sosa Contreras, es decir, de su abuelo; pero luego de realizar los arreglos notariales correspondientes y siendo su papá el que llevaba el negocio, la sombrerería paso a ser de su propiedad y trabajó en ella hasta su muerte.
“Todo el tiempo la tienda estaba en la calle de Madero número 13, desde su fundación. Todos los muebles que hay en esta sombrerería son de esa época y fueron hechos por un ebanista llamado Enrique Beltrán. Un año después de que murió mi padre quisieron que desocupáramos el local y nos trajimos los muebles, los tuvimos que adaptar al nuevo local que era Juárez norte 39”.
Mudanzas constantes
Después se pasaron a la calle de Juárez durante 10 años, pero en 1981 también les pidieron el local y eso los obligó a salir del corazón de la ciudad, pero no del centro histórico, porque se movieron a la calle de independencia número 98.
José Sosa recuerda que se cambiaron a este lugar porque tenían no había problema con el estacionamiento, además de que el local ya era de su propiedad.
A la muerte de su madre el negocio pasó a sus manos, es decir llegó a la tercera generación. “Aquí mi hijo José Sosa Delgado que es la cuarta generación para que se haga cargo de la tienda”. Indicó que hay muchas calidades de sombreros. En aquella época toda la gente traía la cabeza cubierta, los hombres con diversos tipos de sombreros, dependiendo su condición socioeconómica, porque hasta el sombrero servía para distinguir a que se dedicaban las personas.
“Aquí en la tienda nunca hemos fabricado sombreros, siempre ha sido la venta, lavado y planchado. La novedad con mi hijo es que está introducido el sombrero de mujer, nosotros sólo teníamos el sombrero para hombre”.
Desde que inició la tienda los sombreros se importan desde Estados Unidos y Europa y mantienen el sombrero nacional. “Sólo hay dos marcas de importación: el de Stentson de Estados Unidos y otro que viene de Ecuador. Nosotros no importamos sombreros, sólo los distribuimos”.
Ahora la batuta le corresponde a José Sosa Delgado quien, de acuerdo con su padre, deberá mantener el negocio y el prestigio de la única sombrerería de la ciudad, La Popular.