El efecto del ser humano sobre la naturaleza no sólo se limita a la construcción de carreteras y destrucción de áreas verdes, pues se extienden mucho más a través de los animales domésticos, como perros y gatos, que se mueven fácilmente en los ecosistemas y causan problemas de defaunación importantes, afirmó Norma Hernández Camacho, investigadora y académica de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).

Mucha de la problemática que hay en zonas rurales que rodean la ciudad y que se atribuye a los coyotes, están más bien relacionadas con los perros ferales, que son un problema importante para lo que queda de los ecosistemas en la zona metropolitana de la capital queretana, indicó.

Subrayó que población de zorrita gris se tiene por lo menos dos individuos por kilómetro cuadrado, para las zonas naturales; además, aún se cuenta con poblaciones de gatos monteses, por ejemplo en la zona de El Cimatario.

“Son relativamente gatos grandes. Son animales de unos 10 kilogramos, aproximadamente. Con los que he trabajado son animales relativamente grandes. Los coyotes que he visto, al menos en El Cimatario, son animales de unos 15 kilos, aunque en comparación de un perro de 40, si son animales flacos, pero están muy bonitos”, aseveró la investigadora de la Facultad de Ciencias Naturales .

Apuntó que la presencia de perros ferales, además de constituirse como un riesgo para la población humana, en las zonas rurales favorece la creencia de que los coyotes son los causantes de los ataques a animales de granja, pues la gente identifica las huellas como de coyotes, cuando el realidad son de perro.

“No piensan que puedan ser jaurías [de perros]. También me ha tocado ver el efecto de las jaurías en la fauna silvestre. Me ha tocado ver animales destrozados, llegar en el momento en el que los están atacando, entonces es una de las cosas que se tienen que controlar”, indicó la especialista de la UAQ.

Apuntó que muchas ocasiones la gente no está consciente del efecto que tienen sobre el entorno los animales domésticos, ya que se asocia más con la degradación del medio ambiente a la construcción de carreteras y el desarrollo de fraccionamientos, pero no así la presencia de las mascotas.

Señaló que han registrado presencia de jaurías de perros ferales en Santa Rosa Jáuregui, que incluso han llegado a matar toros. En Zibatá también hay presencia de estos perros, así como en El Cimatario.

“Es muy complicado entrar a hacer un control, porque las sociedades protectoras de animales brincan. Pero la cuestión es que hay un malentendido en ese proceso. No estamos hablando de ir a hacer una extirpación. Estamos hablando de hacer una captura de estos animales, para que sean rehabilitados, esterilizados y de ser posible ser puestos en adopción”, puntualizó.

Finalmente, Norma Hernández Camacho añadió que la captura no es sencilla, ya que es una labor para la cual se requiere de gran número de personas que puedan capturar a las jaurías completas.

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