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Desde 2006, Justino López se ha dedicado a la formación de nuevos judocas en el estado; por sus manos han pasado deportistas jóvenes que actualmente figuran a nivel nacional e incluso internacional.
Como atleta, en los años 1985 y 1987, recibió el Premio al deporte queretano y también tuvo roces internacionales, aunque no pudo ser parte de una selección nacional debido a una lesión; sin embargo, a lo largo de los años su pasión por el judo ha incrementado, para que ahora comparta sus conocimientos del arte marcial japonés con la juventud queretana.
Hace unos días, el entrenador cerró un ciclo al frente de la Escuela Talentos Deportivos en la disciplina de judo, dentro del Instituto del Deporte y la Recreación del estado (Indereq), luego de casi 10 años de formar judocas.
“El judo es una forma de vida, te transforma totalmente, de hecho, una de las tres máximas del fundador del judo, Jigoro Kano, habla de cuando entras a esta disciplina hay una transformación en el cuerpo y la persona, ya no vuelves a ser el mismo, te ayuda a perder miedos, a ser más sociables, a enfrentar retos, compromisos, responsabilidad, conducta y, en general, todos los valores de una sociedad, uno de los fines del fundador del judo, crear conciencia y crear una disciplina a un deporte, que es derivado de las artes marciales que practicaban los samuráis y que este deporte sirviera para hacer ciudadanos que sirvan a su comunidad”, expresó en entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro.
Inicios. Fue en la década de los 80 cuando Justino López conoció este deporte, gracias al primer entrenador de la disciplina en el estado.
“Empecé con el profesor Noguera, que fue el primero que impartió el judo en el estado, Jesús Noguera, él ya falleció. Posteriormente entre a la escuela del profesor Carlos Cruz, en donde era el Injuve, que ahora es la Casa de la Juventud del Indereq. Después seguí entrenando en la prepa centro de la UAQ, porque ahí se pasó el profesor Cruz a dar sus clases y, aunque yo todavía estaba en la secundaria, empezaba a participar en eventos universitarios con jóvenes más grandes, como uno de mis primeros torneos que fue el Wilfrido Massieu, que era internacional, ahí saqué un bronce peleando contra gente de otros países como El Salvador, Cuba o Francia”, recordó.
El roce que tuvo con competidores más grandes que él, llevo a Justino a foguearse para alcanzar un buen nivel, con la intención de convertirse en seleccionado nacional.
“Sí sentí muy diferente la fuerza a la hora de pelear con ellos, pero era la forma que nos preparaba nuestro profesor, el objetivo era participar sin importar el rival ni la edad y buscar ser el mejor. En las décadas 70 y 80, Querétaro subió bastante el nivel de su judo, estábamos colocados entre los mejores del país, cuando participamos para representar a la Universidad Autónoma de Querétaro, siempre traíamos buenos resultados por equipos, ya fuera el tercero o segundo lugar, con seis competidores, no necesitábamos un equipo muy numeroso y eso era suficiente para demostrar el talento que teníamos. Algunos compañeros de ese tiempo, muy buenos, son Alejandro Barraza, que fue cinco veces campeón nacional, de hecho él me ganaba a mí, pero cuando se retira yo entro a esa categoría y, además, estaban los hermanos Subias, Mario Solorio, Luis Hurtado, los hermanos Verdi y otros que no recuerdo”, platicó.
Aunque uno de sus anhelos como atleta siempre fue competir fuera del país, fue algo que no logró al sufrir una lesión durante una concentración de preselección nacional.
“Siempre tuve el interés de participar por nuestro país, no se me dio, en 1985 estuve en un clasificatorio para un Panamericano juvenil, eran tres eventos clasificatorios y se sacaba la selección de esos tres. En el primero quedé en segundo lugar, en el siguiente también y me estuve preparando fuerte para ganar en el tercero el primer lugar, para ver si podía quedar en la selección. Quedé como preseleccionado nacional para ese Panamericano pero en un entrenamiento, a la hora de estar haciendo una técnica, se me desvió el coxis y duré ocho meses incapacitado sin hacer alguna actividad; sin embargo, en 1988 regrese a competir y gané una medalla de oro en la Universidad Nacional, en la categoría de 60 kilogramos”, señaló el entrenador.
Comparte conocimiento e impulsa la disciplina. Desde 2006, luego de conseguir un total de 15 medallas como competidor a nivel nacional (tres preseas de oro, cinco de plata y ocho bronces), y ante la falta de promoción de la disciplina en Querétaro, Justino López comenzó a trabajar dentro de la estructura deportiva estatal, en la escuela de Talentos Deportivos.
“En 2007 soy entrenador formalmente con sueldo y, cuando tomo Talentos Deportivos, el judo de Querétaro se había perdido casi en su totalidad, empezamos desde abajo, no teníamos área para entrenar, no había colchonetas, eran al principio tres alumnos, que fueron la base de todos los alumnos que actualmente practican la disciplina en el dojo del Parque Querétaro 2000”, indicó.
Desde ese entonces, Justino López se determinó a impulsar una disciplina poco conocida y practicada en general en el país. Como entrenador, asistió nueve veces al frente de la delegación queretana de Olimpiada Nacional, donde los judocas que se formaron con él sumaron cuatro medallas de oro, 13 de plata y 32 de bronce.
Además, en un trabajo en conjunto con otros entrenadores dentro del dojo de Talentos Deportivos, como Mario Páez o el cubano Juan Ferrer Lahera, quien fue medallista de plata en los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980 y que falleció en octubre del año pasado, consiguió que varios de los jóvenes judocas queretanos llegaran a competencias internacionales.
Fueron en total ocho eventos, donde Querétaro alcanzó una presea de oro y una de plata centroamericana gracias a Gilberto Cardoso (joven que actualmente entrena en el CNAR y es prospecto al proceso de Tokio 2020); así como cuatro medallas de bronce panamericanas con Aldo Franco, Gilberto Cardoso, Eduardo Ocharán y David Garfias, un bronce sudamericano con Mónica Ocharán, además de que Dennise Vázquez se colocó en el décimo primer sitio en un Campeonato Mundial femenil de judo.
A pesar de no ser el entrenador directo, “alumnos que fueron de mi dojo y que ahora están estudiando la universidad han destacado en la Universiada Nacional, como los tres oros que suman Aldo Franco con la UAQ y Óscar Villarreal con la Universidad Anáhuac México; así como cinco preseas de bronce con Moisés Hernández, Aldo Franco y Andrea Ocharán como representantes de la UAQ, y Tavata Montes y Óscar Villarreal con la Universidad Anáhuac México”, refirió.
Es por eso que para el entrenador ha valido la pena el camino y proceso experimentando con Talentos Deportivos durante nueve años, pues ha sido parte fundamental para el desarrollo de la disciplina en el estado; aunque las autoridades han asegurado que los cambios de entrenadores que se realizan actualmente en diversas disciplinas son por falta de resultados.
Son muchas las satisfacciones que este deporte le ha dado a López Fraga, y aunque se cierra un ciclo en la academia estatal, él seguirá practicando y compartiendo su pasión.
“Sigo en el judo, es mi forma de vida, actualmente tengo un dojo que se llama ‘Judo Kano’ y soy entrenador y director, donde tengo alumnos de cinco años en adelante que son clases formativas, además de clases para adultos, que ya son más técnicas. También tengo un taller con el equipo de futbol americano Cimarrones de Querétaro, quienes están aprendiendo judo como complemento a su deporte, he dado clases de judo policial en la Policía Estatal y estamos abiertos a este tipo de cursos y soy docente en la Universidad Cuauhtémoc, donde doy una materia que se llama Deportes de Adversario, para la carrera de Ciencias del Deporte”, concluyó.