Cuando buscamos un lugar para descansar, para pasar un momento agradable con los amigos y con familia, muchas de las ocasiones los municipios de nuestro estado se convierten en una excelente opción, en donde tanto el hospedaje como los espacios rurales hacen pasar realmente momentos inolvidables.

Tal es el caso de Tolimán, lugar que cuenta con excelentes atractivos naturales que permiten el campismo, además de contar con la zona de El Derramadero.

Su jardín principal forma parte de la esencia de un pueblo milenario, así como sus monumentos y edificios coloniales, además del mismo templo en honor a San Pedro, el reloj público, o bien la fuente Cristalia, edificaciones que son testigos de su historia y acervo cultural.

El calendario de fiestas es muy abundante, pues Tolimán es un municipio lleno de tradiciones. Ahí, la devoción es parte del ritual de todos los días por ser una costumbre muy común el prometer o pagar mandas al santo de su devoción.

Para llegar a este municipio del semidesierto desde Querétaro, hay que tomar la carretera federal 57 México–Querétaro hasta la desviación a la Sierra Gorda, incorporándose a la carretera estatal 100 en el crucero San Pablo Tolimán y de esta manera tomar la desviación a la carretera estatal 140 hasta arribar a este hermoso lugar.

Dice un dicho que “si no se come una ‘gordita’ del lugar, es como si no se hubiera venido a Toliman”. Durante todo el camino se anuncian “gorditas” de guisos y de queso, pero sin duda, las mejores, las más exquisitas, se encuentran en el mercado municipal, ahí en el puesto de doña Julia de Santiago.

Preparadas con la receta familiar, doña Julia prepara la masa de maíz azul desde la madrugada, enchila el queso y requesón que les pondrá a las famosas “gorditas”, utiliza una hierba que solo ella conoce y la que dicen les da un sabor especial a su salsa de molcajete, en tomate de cascara verde, recién cortado del monte, acompañado de un atole de agua miel, ello hace que los sabores se mezclen y valga la pena el viaje.

A un lado del tradicional puesto, se encuentra la venta de discos piratas, puro huapango suena al momento del desayuno, “toda mi vida he vendido gorditas, aquí ha venido mucha gente, desde artistas hasta políticos, y a todos atendemos igual, también tenemos un rico menudo que se acaba muy temprano”, dice doña Julia.

Doña Julia de Santiago es una mujer excepcional, ha dado estudios a su familia con la venta de sus afamadas “gorditas”, hechas con el estilo otomí, y con un sazón que sólo se puede dar en este municipio del semidesierto Queretano.

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