Ubicada en la calle Hidalgo, esquina con Ezequiel Montes, en el Centro Histórico, se encuentra la sastrería PEPE, la cual tiene 70 años de brindar servicio a la población queretana, incluso a generaciones de familias.

El fundador de este negocio familiar fue el señor José Aguado Olvera, quien actualmente tiene 85 años de edad y ya no ejerce la sastrería.

Para él esta actividad inició en 1968, y la ha heredado a su dos hijos, especialmente a José Luis Aguado Rico, quien tiene 57 años de edad y es el segundo hijo de esta familia, integrada por nueve hermanos.

La sastrería es un arte que consiste en la creación de prendas de vestir, principalmente masculinas, ya sea para la confección de trajes, pantalones o chalecos, que se realizan a la medida y gusto de cada cliente.

“Soy el segundo de la familia, somos una familia numerosa como se acostumbraba anteriormente; de nueve hermanos somos siete varones, los cuales todos en algún momento aprendimos algo de esto, pero de forma entera yo, pues mi padre me enseño”, comentó José Luis.

Recuerda que su padre, a cada uno de sus hermanos y en diferentes épocas, los llevaba a la sastrería a aprender el oficio, sobre todo para que tuvieran un trabajo en caso de que no les interesara seguir con los estudios, como fue el caso de José Luis.

Refirió que su padre aprendió el oficio por parte de su familia, ya que tenía tíos, tanto paternos como maternos, que también fueron sastres en Querétaro, de ahí la preservación durante años de esta actividad.

“Mi padre me enseño a trabajar, ha sido la herencia que él me ha dejado, el saber trabajar como sastre, un oficio que aún se sigue manteniendo, porque las personas siguen mandando a hacer sus trajes a la medida, a pesar de la competencia de los centros comerciales y grandes fábricas que ofertan mucho”, aseveró José Luis.

Agregó que en 1968 el local se encontraba en la calle Morelos 7, entre Corregidora y Juárez; posteriormente se trasladó a la calle Hidalgo, esquina con Ezequiel Montes.

Mencionó que la ciudadanía queretana que aún recurre a los servicios que ofrece un sastre es porque sabe apreciar y valorar lo que es hacerse una prenda sobre medida, una situación que dijo, es comparada a un restaurante, donde el consumidor puede elegir una comida corrida o a la carta.

“Afortunadamente y como la sastrería tiene 70 años, tenemos todavía muchos clientes, que son igual de generaciones. Vino el abuelo, continuó el papá y ahora vienen los nietos”.

En cuanto a la preservación del oficio familiar entre sus tres hijos, mencionó que sólo uno de ellos se ha interesado en aprenderlo, ya que a los demás les ha llamado más la atención continuar con la escuela y sus estudios.

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