Del Parque y Menchaca son dos colonias invadidas por el grafiti, todos los días aparece uno nuevo y hay quienes ya ni hacen el esfuerzo por remodelar las fachadas.
Como cuenta doña Gloria Flores, dueña de una estética en la calle Plateros, la vialidad es referente para la división geográfica de esas colonias.
“Mi cortina está toda rayada, allá enfrente el local de carnitas apenas lo repintaron esta semana, porque estaba todo feo, y la tienda de al lado ya les hemos dicho que ni pinten, ahorita está bonito pero en una semana ya va a estar grafiteado otra vez”, dice.
Pintar la cortina de la estética podría tener un costo menor, 100 o 200 pesos, pero el trabajo no lo vale, “mañana va amanecer igual”.
Gloria está acompañada de Soledad, vecina de la zona, quien confirma que el grafiti es parte del paisaje urbano; los habitantes de la demarcación están acostumbrados, ya ni siquiera se detienen a pensar —a menos que la memoria lo exija— cuándo fue la última vez que el lugar lució completamente “limpio”.
“Aquí ya estamos acostumbrados, ya es tan cotidiano que ni me acordaba pero ahorita que veo la tienda de esa esquina —indica mientras su mano derecha hace un ademán para indicar la fachada verde limón— ahorita está toda ‘mona’ porque la acaban de pintar pero no duran”.
“La frutería de aquí al lado, las casas de hasta allá arriba, hay un taller mecánico por allá debajo de la calle y todos están igual. Hasta las escuelas parecen cárceles”, dice Soledad.
A un par de calles de distancia de Plateros, está Río Yaqui; sobre la cuadra están la primaria Francisco Villa y el preescolar Alfredo Madrigal, de lejos no parecen escuelas.
La pared lateral del kínder está dibujado con manitas de los niños que estudian en el sitio, al menos las paredes ocupadas por los segundos y terceros de preescolar fueron respetados por los grafiteros.
El frente de esta escuela y todas las paredes de la primaria están rayadas, “ya la gente ni quiere llevar a sus hijos ahí, porque además está muy descuidada”, describe Soledad.
Del lado de El Parque, las autoridades del municipio comenzaron —hace 20 días según el testimonio de los vecinos— la remodelación del parque de patinetas; en el sitio se pueden ver bolsas de cemento vacías, apilados sobre la nueva rampa de concreto.
La pista tiene paredes grafieteadas, montañas de escombro, varillas y arena que denotan —sin duda— que algo están construyendo en la zona.
“Ya nos dijeron que van a componer la pista, aquí vienen muchos muchachos, algunos se dedican a lo suyo [patinar] y otros nomás andan echando relajo, pero ojalá con la remodelación ya se calmen”, refiere Gloria.
Seguridad. Pero el grafiti no es el único tema que preocupa, frente a la estética de Gloria está la calle Gómez Morín, sitio que se ha convertido en los últimos meses en el sitio favorito para asaltar, sobre todo a las muchachas, que son a las que asustan con más facilidad, cuenta Gloria.
“Cómo no va haber bronca si las patrullas ni vienen, hemos tenido asaltos, le han llamado a los policías y nadie viene; parece que son las mismas personas las que andan asaltando, le quitan a la gente sus celulares, carteras, los amenazan, me imagino que son los mismos porque encontraron su lugar, total nadie vigila”, apunta.
El llamado, dice Gloria, es a que las autoridades volteen, por lo menos con patrullaje, “que de perdida los malosos vean que aquí andan porque ya la agarraron de lugar de trabajo”.
Recuperación de espacios. Uno de los proyectos que impulsa el gobierno municipal es la recuperación de espacios; se ha invitado a los empresarios para sumarse a invertir en la mejora de sitios públicos: parques, jardines, camellones, callejones, todo a cambio de incentivos fiscales.
Esto implica borrar el grafiti de las calles, la generación de espacios para la expresión de los jóvenes y la recuperación (con pintura) de fachadas.
De acuerdo con datos del municipio, en la delegación Félix Osores Sotomayor se logró borrar 90%, una intervención que harán en otras delegaciones. Además, se anunció la creación de 14 museos de arte urbano.