La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) coadyuvó, con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), en la reintegración a su hábitat de siete machos y cuatro hembras de lobo gris mexicano (Canis lupus baileyi).

En un comunicado, dio a conocer que la liberación de estos ejemplares se realizó dentro de una zona protegida que corresponde a su área de distribución natural en el municipio de Nuevo Casas Grandes, Chihuahua.

Agregó que los ejemplares fueron importados desde Estados Unidos, en el marco de un programa intensivo de reproducción en cautiverio, cuya finalidad es la recuperación de la población silvestre a partir de animales confinados.

Señaló que el 1 de diciembre de 2016, personal de la delegación federal de la Profepa recibió a los ejemplares en el Puente Internacional Zaragoza en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Después se llevó a cabo una evaluación médica, para constatar su buen estado de salud y proceder a la reintegración en su hábitat.

En los años 70, México y Estados Unidos reconocieron que las manadas de lobo mexicano desaparecieron de América del Norte, por lo cual iniciaron con la aplicación de un plan binacional para recuperarlas.

En el año 2011 se reintrodujeron a su hábitat natural los primeros lobos en México y, a partir de estas acciones, la Profepa mantiene una vigilancia en las áreas donde actualmente se encuentran estos ejemplares en vida libre.

Con esta liberación se completa la décima camada liberada en la República mexicana, como parte del Programa de Conservación y Recuperación de Lobo Gris y se alcanza un total de 39 ejemplares en vida libre, desde la primer reintroducción en 2011.

De acuerdo con la Facultad de Ciencias de la UNAM, la situación de la población certificada de esta especie en el país ha experimentado, desde su inicio hasta la fecha, un estado de estancamiento que puede agravarse a corto plazo.

Si bien es cierto que se han tenido algunos logros reproductivos en el Zoológico de San Juan de Aragón y en la Estación de Vida Silvestre de San Cayetano, también es verdad que no se ha podido reducir el riesgo de extinción del taxón a un nivel “normal”, es decir, el que experimentan todas las especies cuando el número de individuos no pasa de ciertos umbrales superior e inferior.

Tampoco han podido crear una población mínima viable, es decir, una población genéticamente variada y demográficamente estable, autosustentable y en crecimiento, ni maximizar el potencial reproductivo; condiciones fundamentales para la recuperación de una especie en peligro. Redacción

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