Karla conoció a su ahora esposo en el centro de Querétaro, mientras ella rentaba bicicletas. A casi tres años de ese episodio, vive con él en un departamento en Brandeburgo, Alemania, junto con Puca, una pequeña perra pug que ha sido su compañera y aliada para interactuar con mayor facilidad con los alemanes; su vida cambió mucho y ahora tiene el reto de aprender a hablar el idioma local y adaptarse a una nueva cultura.

Su llegada a Alemania fue un camino emocionante con retos de adaptación que le han dejado muchos aprendizajes; pese a ser una viajera frecuente, llegar a otro país en una situación de ciudadana fue una nueva manera de vivir, lo que —confiesa— ha sido más fácil por que tiene a su esposo Manuel a su lado.

“Conocí a mi marido en Querétaro. Yo era voluntaria de ‘Saca la bici’ y algunos días me tocaba rentar bicicletas; un miércoles 17 de febrero de 2016 estaba en el módulo rentando bicicletas y él llegó, estuvimos platicando en el paseo y nos vimos días después (...) de ahí empezamos a salir y duramos como dos años, la mitad él estaba en México y otro en Alemania”, relata.

Mientras Manuel estaba en Alemania acordaron casarse, por lo que Karla se dedicó a organizar sus actividades laborales para irse con él. Debido a las condiciones especiales del traslado de su mascota Puca, Karla y Manuel decidieron llegar a Holanda y después trasladarse a Berlín en tren.

Estuvieron una semana en Holanda; al llegar a Berlín comenzaron a buscar la casa donde vivirían, lo cual duró un mes y medio sin tener resultados, pues los procedimientos legales para hacerlo se complicaron debido a que Karla no hablaba alemán al 100% y decidieron vivir en Brandeburgo, una ciudad a 50 kilómetros de Berlín.

“Las inmobiliarias seleccionan a quienes les dan el alquiler de un departamento y nos decían que era necesario que yo hablara alemán porque no iba a poder comunicarme en caso de que algo pasara. Después de un mes y medio de buscar casa allá decidimos venirnos”, relata.

En el tiempo que ha estado en Alemania, Karla ha tenido que adaptarse a una cultura nueva, así como a un idioma que está en proceso de dominar, pues en la ciudad donde vive sólo se habla alemán y ruso, por lo tanto toma clases todos los días en un grupo donde van personas de diferentes nacionalidades, y espera que en poco tiempo pueda comunicarse con fluidez.

Su aliada principal en la convivencia con los alemanes ha sido Puca, que es bien recibida en todos los lugares a donde van, dado que esa raza de perros es muy famosa y querida en Alemania.

Reconoce que extraña la comida mexicana y a su familia, Karla —periodista y comunicóloga— ha tenido una estancia cálida en Alemania, además ha conocido formas diferentes de organización política y economía.

bft

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