Integrantes del Movimiento Democrático Queretano Francisco Villa se manifestaron en las avenidas Constituyentes y Zaragoza para exigir la reubicación de los comerciantes de su organización que fueron desalojados de la Alameda Hidalgo. La protesta se llevó a cabo sólo cuando los semáforos estaban en rojo.

Poco antes del mediodía del miércoles, al menos 50 integrantes de esa organización se comenzaron a reunir en la puerta de la Alameda Hidalgo sobre avenida Zaragoza, y tras ponerse de acuerdo, un grupo caminó a la esquina que forman Zaragoza y Corregidora, y otro grupo a la de Constituyentes y Corregidora, donde cada vez que se ponía el semáforo en rojo se colocaban en el paso peatonal y extendían sus cartulinas con consignas contra las autoridades.

Leyendas como “Marcos, deja trabajar a los comerciantes”, y “Marcos, los comerciantes no somos delincuentes”, eran mostradas por los manifestantes a los automovilistas en la luz roja, para momentos antes de cambiar a verde y subir a las banquetas.

Demandas. Cesáreo Ramírez Escobar, integrante de la organización que encabezaba la manifestación, dijo que piden que las autoridades les regresen sus carritos para volver a trabajar en la Alameda y su mercancía decomisada, entre otras demandas.

Ramírez Escobar señaló que los comerciantes demandaron que los dejen vender, al mismo tiempo que afirmó que hasta el momento no han tenido acercamiento con las autoridades locales.

Agregó que son una organización independiente que trabaja de manera separada de la Unidad Cívica Felipe Carrillo Puerto (UCFCP).

Los comerciantes de la Francisco Villa, dijo, no sólo vendían en la Alameda, pues están distribuidos en otros sitios de la capital queretana.

Los manifestantes, entre ellas algunas mujeres indígenas, cargaban a menores en rebozos y algunos, ya mayores, las esperaban en las aceras bajo la sombra de un árbol.

Después de un tiempo los manifestantes se retiraron sin que se registraran afectaciones a la circulación, pues no interferían con la misma.

Algunos de los transeúntes miraban con curiosidad la manifestación, pues las banderas rojas y las personas vestidas con ese mismo color llenaban los pasos peatonales.

Incluso no faltó quien les dijera que se fueran a trabajar en lugar de protestar en la calle.

La manifestación fue supervisada a la distancia por elementos de la policía municipal, quienes al percatarse del carácter de la protesta, dejaron que se manifestaran cada vez que se ponía en rojo el semáforo.

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