La organización Sathya Sai Baba, establecida en Querétaro, propone el trabajo voluntario con diferentes actividades de servicio a la comunidad. Una de ellas es el comedor habilitado para adultos mayores, explica María Esther Ortega Zertuche, presidenta de la zona centro, integrada por las ciudades de Morelia, Guadalajara, Colima, Zacatecas y San Luis Potosí.

“Cuando yo inicie en esto, me sentía muy agobiada precisamente porque tenía problemas y pensaba que no sabía qué hacer. Realmente eran muchas cosas y estaba muy confundida, particularmente educando a mi hijo adolescente”, relata Esther, quien pertenece a esta organización civil desde hace 15 años.

Alrededor de 25 personas laboran actualmente como voluntarios en Sai Baba en Querétaro, ubicada en la calle de Dolores Frías, cerca de la iglesia de Santa Rosa de Viterbo. En estas instalaciones todos los martes a partir de las 10 de la mañana, alrededor de 50 adultos mayores se reúnen para comer, recibir una despensa, atención médica y psicológica.

La finalidad de la organización, agrega Esther, es ayudar al hombre a elevar su espíritu, “tomar más conciencia de lo que viene a hacer en esta vida. Más allá de la subsistencia o la sobrevivencia es la realización del ser humano, lo que te haga feliz”, explica al mencionar que Sai Baba le da la bienvenida a todas las religiones y a todas las personas, pues la filosofía del centro se enfoca en el amor, la paz y la armonía.

“El servicio te ayuda a que tu mente se desenfoque un poquito de lo que tú piensas son problemas muy graves; para dar a los demás algo, tu tiempo, comida, lo que tú puedas dar. La finalidad no es resolver la vida de nadie, sino la tuya; por eso, parte de las áreas que se trabajan en el centro es el servicio, es lo que más se hace”, dice.

Muchas veces no es nada más servir, también es hablar con las personas porque se sienten solas, comenta Jessica Cervantes Herrera, voluntaria de Sai Baba desde hace cuatro años, quien señala que la mayoría de las personas atendidas en este centro son adultos mayores de escasos recursos que piden dinero en las calles.

“Yo empecé por mi hermana, a ella la invito una vecina que venía aquí. Mi vecina ya falleció, pero antes de morir le pide a mi mamá que viniera a ayudar al centro y aceptamos. Veníamos a trabajar cada martes porque nos interesaba lo que hacía, ayudar al prójimo. Mi mamá vino al centro Sai, y nos quedamos mi hermana y yo.

“La idea es esparcir un poco de amor y que se vaya esparciendo como una cadena. Nadie es obligado, todo mundo pone de su bolsillo, de su tiempo y eso es todo, el amor y los valores. Muchos de estas personas están abandonadas por sus familias (…) por lo menos aquí, se sienten agusto de que alguien las escuche, esté al pendiente de ellas, para saber cómo están y que con esto, sientan que tienen presencia todavía (…) tratamos de buscar, dentro de nuestras posibilidades, ayudar a cada uno de los viejitos”, agrega.

No obstante, Cervantes explica que además de los adultos mayores, Sai Baba atiende a hombres mujeres que viven en las calles, madres solteras de escasos recursos e inclusive, han llegado a atender a inmigrantes que están de paso en Querétaro.

“Hemos tenido muchos casos. Uno en particular era un señor de la calle. Antes estábamos en el jardín de Santa Rosa, y ahí, este señor que casi no veía, lo ayudamos. Le conseguimos un cuarto y que en el Centro Oftalmológico lo operaran, conseguimos dinero para sus lentes y lo fuimos a cuidar porque necesitaba que le pusieran las gotas y todo. Lo apoyamos hasta que salió adelante”, relata por su parte Esther.

Jessica al igual que Esther, coinciden en la importancia del trabajo voluntario está en la posibilidad de ayudar al prójimo sin pedir nada a cambio. “Esto me ha animado mucho (…) El servicio es la más alta practica espiritual, entonces me apunte a trabajar en esto y desde entonces, aquí he seguido”, puntualiza la presidenta de la organización en la zona centro.

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