Globos, colores, música, familia y festejos se hacen presentes en la fiesta de la velocidad llamada Querétaro Maratón, donde miles y miles de personas se suman en cada zancada para disfrutar del deporte como unificador de alegrías y momentos para rememorar por siempre, ya sea de manera individual o con personas importantes a su lado.

Con cuatro años de esta celebración multitudinaria, 19 mil personas inscritas se dieron cita para participar no sólo por un premio, sino por diferentes motivos, los cuales van desde disfrutar el día más familiar de la semana al lado de sus seres queridos o hasta mejorar los tiempos del año pasado. pero todos con una sonrisa en su rostro. Desde las primeras horas del día se contagiaban de la alegría propia de un festejo.

Con su pareja de la mano, con un fiel amigo con correa, los pequeños en la carriola o simplemente con audífonos en los oídos, instrumentos necesarios para que todos los participantes emprendieran un recorrido de cinco, 10, 15 o 42 kilómetros, teniendo como único rival a sí mismos, pues la hermandad y alegría se podía sentir en el ambiente, donde la temperatura fría de la mañana quedó en segundo plano.

En el andar de los corredores se podían observar cientos de acciones propias de una fiesta, como los gritos de apoyo de los familiares que en las gradas o al límite de las vialidades, convertidas en pistas, gritaban el nombre de su competidor favorito, sin importar el lugar en el que estaban, pero impulsando a esa persona especial para ellos para que terminara su distancia.

La seguridad no podía faltar, como en cada evento; sin embargo, por tratarse de una celebración deportiva esta es diferente, y es que tanto Batman como Spiderman se hicieron presentes, compartiendo las zancadas con los corredores y estirándoles la mano en forma de apoyo.

A cuatro años de que iniciara este evento, las personas continúan inscribiéndose para competir y compartir momentos deportivos y alegres, cada uno con sus objetivos en mente. Todos los asistentes pudieron disfrutar, además, de una vista inigualable que ofrece la ciudad de Querétaro por las mañanas, con las vialidades completamente solas y el paisaje natural de acompañante.

Poco a poco, con pasos cortos, zancadas largas y en otros casos corridas itinerantes, detenidas para recuperar energías y tomar aire fue como los competidores empezaron a llegar a esa línea de meta, levantando las manos, dejando de lado los tiempos, las posiciones o la cantidad de porras que recibieron en el camino, pero todos con la satisfacción de haber participado, por lo que en muestra de reconocimiento a su esfuerzo, todos recibían la medalla por haber concluido su participación.

Todos ganadores, con la satisfacción en el rostro y, aunque jadeantes, se observaba la alegría de aquellos que concursaron y a lo lejos las miradas de admiración tanto de sus familiares como de los que decidieron que en 2016 habrán de participar para sentir la experiencia en persona.

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