Cuando don Andrés llega a la recepción del consultorio médico que le corresponde, le gusta sonreír, bromear para romper el hielo y arrancarle una sonrisa a la asistente administrativa del consultorio que revisa el carnet de citas, para hacer más ameno el tiempo que estará en la sala de espera, que se puede alargar más de dos horas.

Él sabe que el estrés no es bueno ya que por eso padece hipertensión, por lo que su actitud siempre es positiva. “Intento tratar muy bien al personal (del IMSS) porque ellos no tienen la culpa de que no haya citas, es la capacidad que le falta a la institución”.

Cuando tenía 20 años, Andrés Arias Sánchez asistió a la inauguración de la clínica 13 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lugar que sigue visitando ahora que ya cuenta con 50 años después para atenderse de hipertensión además de llevar a su madre de 93 años a sus chequeos periódicos mensuales.

Él es de la opinión de que la atención humana que recibe cuando asiste al IMSS a sus consultas “es excelente, el problema es que la institución ya está rebasaba. Cuando tenía 20 años me tocó ver la inauguración de este hospital, cuando éramos 80 mil habitantes en el estado, por lo que sé, ahora somos alrededor de dos millones 300 mil personas más los que entran por el auge industrial entonces el servicio ha sido bueno pero ya nos rebasó la capacidad”, afirma mientras espera el llamado de Karen, la asistente de su médico, para pasar al consultorio junto a su mamá.

Originario del barrio de San Francisquito, en la capital, Andrés se siente afortunado de contar con una prestación como el Seguro Social, más aun cuando su madre fue operada recientemente y cuando él mismo padece de una presión excesivamente alta de la sangre sobre la pared de las arterias, la cual puede provocar infartos y hemorragias cerebrales. Enfermedad que fue provocada por el estrés constante que experimentó luego de más 30 años de trabajo en la empresa Tremec.

“Es muy importante contar con esta prestación del Seguro Social porque la medicina privada es muy cara, cualquier médico privado te cobra 900 o mil pesos la consulta, con medicinas mil 200, cuando la mayoría de ellos viene de escuelas públicas.

“Duré toda mi juventud y madurez sin venir aquí, ya que en donde trabajaba contábamos con seguro de gastos médicos mayores, pero además nunca me enfermaba pero ya después de los 60 años empezaron a salir cosas naturales y como tenía un puesto de responsabilidad durante 35 años me hice hipertenso”, relata.

Sobre las complicaciones que ha experimentado en el IMSS, recordó que sólo una vez le tocó el desabasto de medicamentos, “pero la persona de farmacia habla al almacén, en dos días la tienen y te llaman por teléfono para avisarte que ya llegó el medicamento, no puedo decir nada malo de la atención ni de la institución, es buena”.

Agrega que “obviamente hay gente que se enfada, pero aquí hay que tener paciencia, si en un hospital privado hay que esperar a que llegue el especialista, aquí más, debe prevalecer la paciencia ya que es muy costoso ir a un médico privado”. Ni el personal ni los médicos tienen la culpa de la falta de citas cercanas, dice.

Google News

TEMAS RELACIONADOS