Muchas son las personas que día a día salen a las calles a buscarse la vida. Panaderos, boleros, artesanos, meseros, etcétera. Todos ellos forman parte de ese mosaico urbano que vemos y con los que convivimos diariamente en las calles queretanas.

Conocimos a don Agustín Corona, originario de Acámbaro Guanajuato, vendedor de globos desde hace 45 años, un oficio al que llegó gracias a la invitación de unos tíos que le recomendaron el negocio, aunque afirma que ya no es tan redituable, que ya no es lo mismo que antes.

“Salía en aquel entonces, ahorita no, hay veces que salimos en blanco, hace 30 años sí que era buen negocio”.

Menciona que su principal competencia son los payasitos, ya que venden figuritas hechas con globos a muy bajos precios. El precio de sus productos va desde los 20 hasta los 140 pesos y afirma que en un buen día llega a vender hasta mil pesos, siendo los domingos y los periodos vacacionales los de mejor venta y todo “gracias a los turistas que visitan la ciudad” afirmó Don Agustín.

Valentín Estrada Chávez también es originario del estado de Guanajuato, y desde hace 26 años es aseador de calzado y desde hace un tiempo lo hace de manera permanente en el Jardín Zenea de la capital queretana.

Proviene de una familia trabajadora y que se ha dedicado también a bolear zapatos. Don Valentín no se queja, dice que “se puede sobrevivir con lo que ganamos, ahí pobremente podemos con la familia” Explica que en promedio percibe 150 pesos diarios y los fines de semana puede alcanzar hasta los 300 pesos.

Aquellos deseosos de dar una buena imagen con unos zapatos bien lustrados tienen de cómplice a Don Valentín, que por 25 pesitos los deja como nuevos. Su día empieza a las 7 de la mañana, cuando se despierta para ir a dejar a su hija a la escuela; se incorpora a su trabajo a partir de las 8:30 y termina aproximadamente a las 5 de la tarde.  “Me gusta mucho lo que hago, todos los días pienso en hacer mejor mi chamba”.

Alejandro Molina Aguilar, lleva dos años vendiendo periódicos y revistas, un oficio que comparte con su hermano, que lleva 17 años llevando las últimas noticias a todos los queretanos. “En promedio vendo 800 o 900 pesos y de utilidad nos queda un aproximadamente 40%.

Nos comparte que también los fines de semana son los días de mayor venta, logrando alcanzar hasta los dos mil pesos, esto es gracias a la gran afluencia de turistas que llegan a la Plaza Constitución.

Finalmente nos manifiesta que uno de los periódicos que más le piden es EL UNIVERSAL.

Lorenzo Lucio Cirila es del municipio de Amealco, para ser precisos, de la comunidad de Santiago Mexquititlán, lugar famoso a nivel nacional e incluso internacional, por sus artesanías, especialmente las muñequitas de trapo u otomíes.

Don Lorenzo elabora y vende sus  muñequitas en el Andador Libertad del Centro Histórico y se considera afortunado, pues muchas de sus compañeras artesanas no tienen ni un lugar para vender.

Los precios de sus muñecas van de los 25 hasta los 150 pesos. Asegura que “casi estamos regalando nuestro trabajo, los que más valoran nuestra artesanía son los extranjeros, aquí los mexicanos nos regatean mucho”.

Finalmente conocimos a Felipe Avilés Flores, originario de Ciudad Hidalgo, del estado de Michoacán y desde hace 25 años es panadero, pero no por elección pues asegura haber estudiado una ingeniería.

“Soy ingeniero agrónomo, especialista en bosques y cuando yo me gradué la economía estaba muy mal, los sueldos estaban muy bajos, entonces mejor decidí irme a los Estados Unidos y allá trabaje 13 años en una panadería y me vine para acá a seguir con el oficio”.

Felipe afirma que en su quehacer diario le va bien “porque hago bien las cosas, me gusta hacer mi trabajo con calidad”.

A Felipe, le gustaría que su oficio fuera más valorado, pues se trata de un trabajo muy demandante que le exige iniciar a las 6 de la mañana y terminar hasta las 10 de la noche.
“Pido que se me respete y valore, ya que es un trabajo digno como cualquier otro”.

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