Ecléctica selección de piezas musicales para celebrar el centenario de la Constitución Mexicana.

La solemnidad marcial mostró un lado poco conocido, poco expuesto. Integrantes del Ejército Mexicano que han cambiado las armas por los instrumentos musicales, atriles y pentagramas frente a una batuta.

El lenguaje musical no es ajeno de las Fuerzas Armadas y la sociedad lo reconoce y lo aplaude de pie.

El recorrido musical no sólo es de piezas mexicanas, sino que antes de entrar de lleno al patriotismo constitucional, los soldados-músicos hicieron un repaso de piezas de todas las épocas y países; de todos los géneros y estilos, de música antigua y contemporánea.

Sería una tarde especial en la Alameda Hidalgo. Así lo auguraba el inicio del concierto con una de las piezas de ópera más conocidas a nivel mundial, de origen alemán, Carmina Burana. Son cientos de personas las que se acomodaron frente al templete.

La siguiente pieza, contó el director de la orquesta sinfónica, Rubén Darío Estrada Corona, fue de origen francés, de nombre Coro de los soldados, que pertenece a la ópera Fausto. Siguió música de Austria. Un vals titulado Oro y plata’ y posteriormente dieron paso a España, con la interpretación de un paso doble, Gato Montés.

La Orquesta Sinfónica y el coro deleitaron, además, con un tema de ópera contemporánea, que en la voz de Andrea Bocelli y Martha Sánchez fue un éxito a fines de la década de los años 90: Vivo por ella.

Esta canción, como Estrada Corona explicó, es un tema dedicado a la música aunque parezca una canción de amor. Emotivo momento.

El rock no podía quedarse fuera del recorrido musical de los músicos militares. Desde Suecia, llegó a la Alameda una canción del grupo Europa: The final contdown. Con todo y su sólo de guitarra eléctrica –impecable ejecución del soldado Arturo López– sorprendió al respetable público.

El ánimo se mantuvo gracias a un popurrí del guitarrista Carlos Santana que incluyó Suave, Vámonos Guajira y Oye como va, con la participación del público en los coros.

El toque latino se mantuvo, sólo que ahora fue tiempo de baile con un popurrí de ritmos como el mambo, la cumbia y el cha cha chá.

Una solitaria pareja atiende la invitación para levantarse a bailar, pero su contoneo se contagia y, en un abrir y cerrar de ojos, ya son decenas de personas al frente del escenario, incluido el alcalde capitalino, Marcos Aguilar, que aceptó la invitación de una señora.

Las estrofas escritas por Quirino Mendoza en Cielito Lindo unen voces y almas. Evoca alegrías y júbilo. La música hace uno a la sociedad.

La presentación termina con un tema en el que se hace un recuento por la historia de México, desde la época prehispánica, la conquista española, la colonia, la Revolución, el México independiente y la República Mexicana actual.

“Juntos Fuerzas Armadas y sociedad, somos la gran fuerza de México”, asegura el director para dar paso al tema final, El huapango de Moncayo.

Posteriormente se presentó el mariachi de la Secretaría de la Defensa Nacional, que deleitó a los asistentes con los temas más emblemáticos del catálogo regional mexicano, para que después de tres horas de concierto una ovación de pie despidiera a los músicos militares que ahora usan la música como el arma para conquistar corazones.

Google News

TEMAS RELACIONADOS