Metrópoli

“Pese al apoyo gubernamental y de la familia, los gastos son extremos”

Adria se dedica de tiempo completo al cuidado de su hija con parálisis cerebral

“Pese al apoyo gubernamental y de la familia, los gastos son extremos”
03/12/2016 |01:43
Domingo Valdez
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Sinaí sonríe a la cámara. A pesar de que el fotógrafo terminó de tomar sus imágenes, la menor de 12 años desea seguir posando para la lente, su madre, Adria Morales Piña, ríe ante la actitud de la menor, quien por falta de oxigenación durante el parto padece parálisis cerebral.

Sinaí va bien cubierta, pues el aire frío de Corregidora la puede enfermar. Su transporte le permite ir acostada, en una posición más cómoda. A sus pies, un cocodrilo de peluche. Adria dice que sólo se dedica al cuidado de su hija, Sinaí Ángel Morales, quien padece parálisis cerebral, causada porque se enredó el cordón umbilical en su cuello y le provocó asfixia, con la consecuencia de pérdida de neuronas.

“Tener un hijo con discapacidad implica gastos extremos, rebasan lo que en una familia normal se gasta, y aún así se vive con limitaciones. Ahora con un niño con discapacidad va más allá de todos los gastos”, dice.

Acepta que ha recibido apoyos de las autoridades, pero se viven condiciones al límite, pues muchas ocasiones reciben apoyo gubernamental, de familiares y aún así los gastos son extremos, pues tienen que recibir atención médica especializada, fuera del sector Salud.

“Los niños ven muchos especialistas, desde los médicos que ven sus riñones, traumatólogos, pediatra, infectología. En medicina son muchos los gastos. A ella (a Sinaí) la atienden en el Hospital del Niño y la Mujer, pero muchas veces no hay suficientes especialistas. Luego necesita un gastroenterólogo y tenemos que recurrir a un particular, porque ahí no hay”, asevera.

Incluso, aunque si hay especialistas, como odontólogos en ese nosocomio, tienen que buscar a uno que los atienda, pues una consulta dental de 15 minutos es muy poco para estos menores.

Es la única hija de Adria, por lo que toda su atención se enfoca en ella y sus cuidados, al igual que los de su esposo, de oficio carpintero.

Lamenta que no hay guarderías especializadas en el sector público, pues hay dos instituciones especializadas en menores que requieren atención especial, pero cobran mensualidades muy altas, por lo que guarderías de gobierno serían de gran ayuda no sólo para ella, sino para muchas familias más que se verían beneficiadas.

Del mismo modo, un punto que se les complica sobremanera es el trasladarse de un lado a otro, pues el único transporte especializado es el que se brinda en el Centro de Rehabilitación Integral de Querétaro (CRIQ), que suelen usar para los traslados a las terapias, pero fuera de esas unidades, es muy complicado trasladarse.

“Yo como mamá tengo necesidad, a veces, de ir al centro de compras, y no hay la forma que me pueda trasladar (con Sinaí en su silla) porque los camiones no están adecuados con rampas o espacio para las sillas de ruedas”, asevera.

Apunta que en los últimos tiempos las rampas para las personas con discapacidad fueron removidas en el primer cuadro capitalino, por lo que se hace más complicada la movilidad en las calles queretanas.

Mientras Adria habla, Sinaí escucha la voz de su madre y la busca. Voltea la cabeza buscando a mamá. Adria le hace una caricia en el pelo, para decirle a su hija de esa manera que ahí está, que lo estará siempre.

La mujer, de mediana edad y piel morena, recuerda porqué decidió ponerle Sinaí a su hija. Al momento me dijeron que había sufrido asfixia, entonces a ella la retuvieron en el hospital y a mi me dieron de alta.

“Cuando mis vecinos se enteraron que Sinaí se quedó en el hospital, llegó una con la Biblia, para que me reconfortara”, abunda.

Cuando abrió la Biblia y leyó supo que Sinaí es el sitio donde se entregaron los 10 mandamientos a Moisés, en el cerro del mismo nombre y que significa “regalo de Dios”.

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