“ Siempre vamos con la idea de que nosotros vamos a enseñarles (a las personas con discapacidad), pero ellos son los que nos enseñan a nosotros muchas cosas”, afirma Diana Alejandra Rangel Vallejo, asistente del taller de pintura de El Arca, institución que enseña oficios y brinda terapia ocupacional a pacientes con síndrome de Down, quienes le han dado lecciones de vida a lo largo de los siete años que lleva trabajando en ese lugar.
Dice que Moisés, uno de los jóvenes con dicha enfermedad, fue su maestro, pues le dio lecciones de vida que lleva hasta la fecha.
“Él fue mi maestro para todo. Le decía cómo eran las cosas y siempre me decía que no, que eran de manera diferente. Todo lo que sé fue por él. Siempre vamos con la idea de enseñarles y ellos son los que nos enseñan muchas cosas”.
Diana acude a la conmemoración del Día Internacional de la Discapacidad “Caminando hacia la inclusión” en la Unidad Deportiva de El Pueblito, en Corregidora, donde la asociación en donde labora presentó una muestra del trabajo de los alumnos con Down que asisten a clases.
Ella está en el área de arte, de pintura, donde los jóvenes hacen los dibujos, se les dan los colores, hacen el diseño y los maestros sólo retocan y le agregan algún detalle. Agrega que a la fecha acuden a El Arca 21 alumnos con síndrome de down, con discapacidad intelectual y con discapacidad física.
La joven, a quien se abraza una de las alumnas, explica que su historia es muy rara, pues quería estudiar educación especial, pero no pudo entrar a la Escuela Normal, por lo que entró a una escuela particular, de donde se graduó de educadora, lo que le ha servido para su desempeño profesional. “Ahorita ya se me hace sencillo. Al principio se me hacía difícil, porque desde su lenguaje, además de que no todos tienen la misma discapacidad y no todos tienen la misma necesidad. Es apoyar a unos y luego estar con otros. En ese sentido sí era difícil, pero ahora ya no”.
Superada ya esa barrera, hay una más que no es tan fácil de derribar, que es la social, pues aún prevalecen algunas actitudes de rechazo hacia personas con discapacidad.
“En la sociedad nos enfrentamos a rechazo, discriminación. Hemos ido a comer a lugares y nos ven feo. A los lugares si nos han dejado entrar, pero el trato es diferente, se nos quedan viendo raro. No te quieren ni tocar, porque sienten que se les va a pegar, no quieren saludar a las personas (con síndrome de Down) les dicen groserías. Incluso los meseros se portan renuentes. No todos, pero si la mayoría”, subraya.
Asimismo, apunta que hacen falta más apoyos de los gobiernos, pues los recursos son limitados para brindar la atención a los jóvenes que acuden a El Arca.
La gente se acerca a donde se exhibe el trabajo de los alumnos de El Arca, mira con curiosidad el trabajo realizado por los muchachos. Dos mujeres piden informes de El Arca, cómo dónde se encuentran y qué servicios brindan a los muchachos.
Diana es feliz en su trabajo, le gusta convivir con las personas con discapacidad, no concibe su vida fuera del trabajo de El Arca. La conmemoración la encabeza Car Herrera de Kuri, presidenta del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Corregidora, que se celebra por primera vez en la demarcación. “El gran reto que tenemos como sociedad y gobierno, es el ofrecer alternativas que permitan la inclusión”, afirma.