Tamales y presentar al Niño Dios debidamente vestido y arreglado, son las tradiciones que los queretanos cumplirán este 2 de febrero, Día de la Candelaria, y que marca en el calendario el fin de las fiestas de la Natividad dentro de la religión católica, fecha que también señala, como tradición, que se “levante” el nacimiento que se colocó en diciembre.
Es costumbre que en esta fecha, quienes hayan encontrado el Niño Dios en la Rosca de Reyes invite los tamales y el atole con quienes partió el tradicional pan. Esta costumbre es una de las festividades que aún muchas familias queretanas celebran de manera tradicional.
El origen de consumir tamales y el atole se cree es parte del sincretismo de las creencias indígenas y españolas, pues antiguamente los primeros días de febrero en el calendario Gregoriano, los pueblos originarios de América comenzaban a preparar la tierra para sembrar el maíz.
Por ello, muchos de los indígenas convertidos al catolicismo llevaban maíz a los templos para bendecir el grano que se sembraría.
En Querétaro, el lugar por tradición que se debe de visitar el 2 de febrero es la calle de Arteaga, en el primer cuadro capitalino, donde se concentran los locales que ofrecen tamales y atole.
En ese lugar se pueden encontrar desde tamales gourmet, hasta los tradicionales tamalitos verdes, rojos, de queso o rajas, que hacen las delicias de los paladares de propios y extraños.
Desde la mañana, en los locales de Arteaga se observa gran movimiento, más del usual, pues todo queretano que se precie de serlo, sabe que en esa calle puede encontrar buenos tamales, ya sea en la mañana, desde muy temprano, o en la noche.
Clientes que mandaron hacer un ciento de tamales, “surtiditos, por favor y no tan picosos; para los niños, de dulce”, llegarán por la mañana del 2 de febrero por sus pedidos, ya sea para la escuela, el trabajo o el desayuno familiar, o por la tarde, para la merienda con la familia.
Además de pagar tamales y atole, en muchas familias se acostumbra que quien haya encontrado al Niño de la rosca sea el padrino y tenga que vestirlo, lo que representa un desembolso extra para las fiestas que cierran las celebraciones de la Natividad.
Presentación del Niño. Más cercana a la religión, los fieles acostumbran “levantar” el nacimiento puesto en diciembre, limpiarlo y vestir al Niño de manera vistosa para llevarlo a misa, recordando la presentación en el templo de Jesús por parte de José y María, como se narra en los evangelios.
Las personas acuden a misa con sus Niños en brazos en los cuales, de acuerdo al tamaño del mismo, pudieron gastar desde 80 pesos hasta 600, vistiendo distintos modelos, pues pocos son los que van idénticos.
Los motivos de la vestimenta pueden variar, pues dependen de las creencias o las promesas que hayan hecho al Niño.
Así se pueden observar Niños doctores, cirujanos, enfermeros. La mayoría tienen que ver con la salud, pues son las promesas que más suelen hacerse, cuando se pasa por una enfermedad.
Afuera de la templos se observa un ambiente de fiesta, pues familias completas acuden a misa para celebrar al Niño Dios y bendecirlo, ya sea por el sencillo y espontánea acto de fe, o para agradecer un favor recibido durante el año.
En casi todas las iglesias hay servicios religiosos durante todo el día para recibir a los fieles que acuden con sus Niños. Las misas terminan alrededor de las 20:00 horas, cuando el flujo de fieles desciende, pues la mayoría acuden a misa a temprana hora o a media tarde, cuando sus ocupaciones se los permiten.
La ocasión no se deja pasar tampoco en los centros de trabajo, donde si bien no está tan cercana a la religión, es buen pretexto para la convivencia entre compañeros de trabajo que hacen una pausa en sus deberes para degustar los tamales a costillas del “infortunado” que encontró al Niño, o “monito”, como le dicen algunos, en la rosca de Día de Reyes.
Fiesta tradicional. Por otro lado, en la capital del estado, La Candelaria se celebra con más fervor en el barrio de Santa Catarina, donde hay danzas y fuegos artificiales, además de que hay varias comunidades en municipios como Pedro Escobedo, Ezequiel Montes y Pinal de Amoles, donde las fiestas de La Candelaria comienzan un día o dos antes del 2 de febrero.
Cabe destacar que en Huimilpan los hombres del campo llevan las semillas que utilizarán a lo largo del año a bendecir a los templos, como parte de la tradición, del sincretismo que se vive en México y Querétaro.
Desde el punto de vista económico, tanto los comerciantes que se dedican a la venta y confección de ropa para Niños Dios, como aquellos que se dedican a la elaboración de tamales y atoles, ven aumentar sus ventas este día, pues las tradiciones en la sociedad queretana y mexicana, a pesar de la modernidad, permanecen vigentes en la población, siendo transmitidas a las nuevas generaciones.
Además, la ocasión sirve para estrechar vínculos entre familiares, compañeros de trabajo y amigos, que se toman un momento en el día para “gorrear” los tamales y el atole.