Entre el sol del mediodía y el ruido de los vehículos que a diario transitan por la carretera federal 45, Abel Martínez, se concentra en el decorado de una maceta elaborada con barro. Pese a utilizar pocos colores —negro, blanco y rosa—, las formas sobre relieve adornadas con la pintura contrastan del blanco al negro y se enmarcan en un fondo rosa.

Abel se encuentra a las afueras de su local, ubicado en los límites de Querétaro y Guanajuato. El negocio se distingue del resto de las construcciones ubicadas al pie de la carretera por una amplia muestra de macetas de distintos tipos, colores y tamaños, la cual excede la línea horizontal que marca el límite de los comercios vecinos.

Una lona de color oscuro une a la muestra con la entrada al establecimiento, en donde se apilan decenas de macetas que alcanzan el nivel del techo.

Abel y su familia comercializan estas macetas y algunas otras artesanías que traen de diversas partes de la República Mexicana, principalmente del Estado de México, Guadalajara, Michoacán e Hidalgo.

El gancho para atraer a los clientes es una promoción destacada en cartulinas de colores fluorescentes, donde se ofrecen tres o cuatro macetas a cambio de 100 pesos.

“El cartel que tenemos ahí es la promoción de tres y cuatro macetas por 100. Por lo general eso es lo que las personas buscan. Llegan y preguntan cuáles son las macetas de a tres o cuatro por cien, y se las enseñamos. Si después de eso gustan pasar a ver otras cosas, les permitimos que escojan y pregunten”, comenta el joven.

Luego de realizar un par de cálculos Abel estima que se ha dedicado a la venta y elaboración de artesanías desde hace 15 años. Originario del Estado de México, llegó a Querétaro acompañado de su familia y optaron por ganarse la vida en esta entidad.

“Ya tiene varios años que estamos aquí. Lo que son sábados y domingos sacamos otros puestos, y así no la llevamos. De allá de donde somos viene esto”, expone.

Abel y su familia son originarios del municipio de Temascalcingo, una demarcación que cuenta con alrededor de 60 mil habitantes y la cual se distingue, entre otras cosas, por su producción de alfarería decorada a pincel.

La familia Martínez compra los objetos sin pintar, antes de venderlas se encargan de detallarlas. El artesano explica que lo que se busca a la hora de darles color es que se vean coloridas para que llamen la atención de las personas.

“La maceta es el gancho para que nos compren otro tipo de artesanías o artículos. [Los clientes ] se guían por la promoción, y ya depende lo que les vaya gustando, aparte de eso es lo que se llevan”, dice.

Además de las macetas, en el local se pueden adquirir cazuelas y objetos de decoración elaborados a partir de distintos materiales como cristal, cerámica, vidrio, talavera y barro.

“Por lo regular nosotros vamos a surtirnos y escogemos de lo que nos hace falta; además de otros artículos que sean nuevos y que nos llamen la atención”, confiesa.

El negocio de los Martínez abre de lunes a domingo, de 8 de la mañana a 8 de la noche. La mayoría de sus clientes son personas que van de paso y se detienen a ver lo que ofrecen en el establecimiento, aunque habitantes de las comunidades cercanas también acuden a comprarles de vez en cuando.

“Por lo regular los negocios de este tipo jalan más a la orilla de la carretera. Nosotros nos dedicamos a otras cosas también, no nada más a la venta de artesanías y macetas. Como ahora que pasó el Día de las Madres, le entramos a la venta de rosas y en diciembre metemos artículos navideños. Lo que resta del año es esto, artesanías y macetas, Nunca cerramos”, explica.

Con las ventas identificadas por temporada, a mitad del año decenas de macetas inundan la parte exterior del local; al interior, columnas de distintos tamaños distinguen a unas de otras.

De acuerdo con Abel, la que más se llevan es la de tamaño mediano, cuya medida equivale a una cubeta de entre 12 y 15 litros. Es por ello que los esfuerzos de pintura se enfocan en los recipientes de este tipo.

Pintar cinco o seis docenas toma a Abel entre cuatro y cinco horas, y el procedimiento para llevarlo a cabo requiere un par de pasos. “Primero me aviento todo lo que es el fondo blanco, después el de color, y al último la decoración de las flores y todo eso. Como son de a montones, las primeras que fondeaste son las primeras que vas a agarrar para seguir con el otro paso. Después de que están todas las piezas decoradas el último paso es barnizarlas y darles el toque final”, comenta.

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