“El amor está en todas partes, el amor es la respuesta, el amor es la llave”.

Este es el mantra con el que la edición 2019 del Electric Daysi Carnival llegó a la Ciudad de México este sábado para llenar de beats el alma de los fanáticos de la electrónica.

La temática de este año versa sobre eso, el amor, y por ello el escenario principal del festival de luces y sonido lució a una pareja de enamorados de tamaño monumental, unidos por un gran corazón que se encontraba sobre el escenario.

A diferencia de otras ediciones, este año el encuentro musical fue una mezcla de colores, nacionalidades y sobre todo música.

Los amantes de la electrónica pudieron disfrutar de todas las vertientes y subgéneros que tiene esta música pero uno de los sonidos que más se replicó durante toda la jornada del primer día de actividades fueron los urbanos.

Esto no fue mal recibido por los presentes, incluso cuando beats de temas populares de reggaetón eran remezclados, el público no dudó en sacar sus mejores bailes y perrear a gusto, como si el Autódromo Hermanos Rodríguez fuera una inmensa pista semejante a la de los antros.

Uno de los DJ con más popularidad durante el sábado fue el italiano Salvatore Ganacci, quien con sus mezclas de música latinas no sólo hizo brincar a su público sino consiguió que en un mismo set el pop, regaee y reggaetón se mezclaran y fuera del agrado de todos.

Los movimientos cadenciosos y el contacto cuerpo a cuerpo fue una constante en su show, mientras sampleos de temas como “X” de J Balvin y Nicky Jam o “Taki taki” de Selena Gomez y Cardi B marcaron el ritmo al que se tenía que bailar.

En su intervención, Gannaci también homenajeó a Avicii, mezclando algunos de los temas más populares del fallecido DJ sueco.

Este no fue el único músico que utilizó el sonido urbano como medio de conexión con los presentes e incluso exponentes de reggaetón tuvieron un espacio en alguno de los nueve escenarios del festival.

Uno de esos casos fue el de la colombiana Rosa Pistola, quien llegó al Dos Equis Stage para descargar toda la fuerza y energía de su reggaetón intenso para hacer bailar y disfrutar hasta a aquel que dice odiar este género musical.

Rosa Pistola no fue la única latina en el EDC, por la tarde, cuando el festival apenas comenzaba, otras propuestas nacionales como Mau Moctezuma, Luz Sánchez, CrisMajor y Disautonomía fueron las encargadas de animar a la hasta ese entonces poca audiencia del lugar.

Como suele suceder en este tipo de encuentros musicales, los disfraces, las caras pintadas, las luces neón y las prendas diminutas y vaporosas no se hicieron esperar a lo largo del día.

Los tótems (estandartes hechos con cartón y donde se ponen memes o imágenes populares) este año estuvieron enfocados en el presidente Andrés Manuel López Obrador y Yalitza Aparicio, quien en algunas de las pancartas que lucían por el festival traía un Oscar en sus manos.

El EDC es un festival al que cualquiera puede asistir y disfrutar. Por ello, por los escenarios se podían ver a menores de edad y también a personas mayores, algunas de ellas acompañando a sus hijos y otros solos, bailando al ritmo que les ponían sin importar si alguien se detenía a mirarlos de forma extraña.

Incluso como es ya recurrente en los espectáculos en la ciudad, hubo zonas para personas discapacitadas. Algunas, sin importar estar en silla de ruedas, bailaban a su manera entre la marea de gente. Incluso los demás asistentes, incluyéndolos, no dudaron en alzar las sillas de ruedas para que disfrutaran mejor del espectáculo de luces y beats.

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