Hace 21 años la historia explotó de la mano de Julia Roberts, Cameron Díaz, Dermot Mulroney y Rupert Everett, llegando a recaudar 299 millones de dólares en taquilla, lo que significó entregar siete dólares por cada uno invertido en su producción.

Hoy, La boda de mi mejor amigo es considerada clásico, se encuentra en el lugar 462 de las cintas más exitosas de todos los tiempos y, además, renacerá en México.
La semana próxima llega a salas nacionales una reversión de la cinta llevando a Ana Serradilla, Natasha Dupeyrón, Carlos Ferro y el español Miguel Ángel Silvestre en los papeles principales.

Los cambios. La anécdota de una mujer que se da cuenta que está enamorada de su amigo, quien está a días de casarse, continúa, pero ubicándose en Guadalajara.
Si en la cinta original una de las escenas claves era a bordo de un bote, ahora es en un muelle. Y los personajes de las primas han crecido, dejando la responsabilidad a Mónica Huarte y Minnie Wets (Me gusta, pero me asusta).

“El personaje ahora es una crítica gastronómica con miedo al compromiso”, precisa Serradilla.

“La película original nunca la había visto, así que llegué sin prejuicios”, reconoce la actriz.

Silvestre (Sense8), quien encarna al amigo y confidente gay, era lo contrario. Muchas veces pensaba en la original, hasta que debió dejarla a un lado para dar vida propia a su personaje.

“¡Tiene mucho más humor que el original, que es un caballero inglés!”, comenta Celso García, director del filme.

La boda de mi mejor amigo no se trata de un remake, subraya, sino de una adaptación. Tan sólo para la secuencia de la comida, en la cual se reúnen todos, se tuvieron cuatro horas y media de material, para hacer la edición adecuada.

Chapala, Tlaquepaje y Guadalajara en Jalisco, así como un hotel en la Ciudad de México, sirvieron de locación a la historia escrita por Gabriel Ripstein (Un extraño enemigo y 600 millas).

“Cuando me ofrecieron hacerla dije que no porque es un clásico”, rememora Gerardo Morán, uno de los productores, “pero me comentaron que había toda una generación que no conocía la original, pregunté a mis alumnos y fue cuando acepté”.

“Además es una historia universal. El personaje de Julia y Ana es un antihéroe, una mala onda y cul... creo que todos hemos sido igual en algún momento de la vida”, reflexiona.

Y Ferro (La jefa del campeón) lo sabe. El mismo ha tenido una experiencia similar: una amiga le gustaba y contrajo matrimonio, pero eso sí, jamás intentó que desistiera de casarse.

“Al final yo no fui a su boda”, expresa el actor.

¿Y su personaje? Aquí se muestra más indeciso sobre su cambio de vida, considera Ferro.

“Piensa si está haciendo bien, baila y le canta al personaje de Ana”, comenta misterioso.

El retorno. La boda de mi mejor amigo es uno de los primeros intentos de Sony México de volver a producir cine en el país.

Hace décadas lo hacía con Mario Moreno Cantinflas, pero diversos factores lo concluyeron.

En puerta también está el estreno de la comedia Como si fuera la primera vez, versión mexicana de 50 first dates, hecha por Drew Barrymore y Adam Sandler.

Philip Alexander, director de Sony Pictures México, dice que no hay un número anual de producciones, pero que pronto vendrán historias originales.

Para La boda de mi mejor amigo, Sony se asoció con Alameda Films (El crimen del padre Amaro) y Zanora Films (Los adioses).

“Soy fan de la película original y desde el inicio decidí no hacer cuadro por cuadro o escena por escena, si fuera así, mejor la vemos doblada al español. Es una reinterpretación, respetando la esencia y llegando a mismo punto”, concluye García, el realizador.

cetn

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