“Tan terrorífica como estar ahí”, decía el tráiler de Masacre en texas, la película que, con apenas 300 mil dólares, cambió el cine de horror hollywoodense.

¿Era una exageración? ¿Una frase publicitaria hueca? A la luz de la historia, no. Cuando la joven Sally empuja por el bosque a su hermano parapléjico a mitad de la noche, el espectador percibe una incómoda sensación de miedo. De pronto, Sally (guapa, rubia y en short) grita histérica. La cámara descubre a Leatherface, un hombre sin rostro y con una motosierra lista para destazar a Franklin. Y lo hace. Sin piedad.

Esa imagen que marcó a una generación salió de la mente de Tobe Hooper, cineasta que falleció ayer y cuya película se hizo de culto porque convirtió el terror en algo real, cercano, que no provenía de zombis, el espacio exterior o una posesión diabólica.

Autoridades del condado de Los Ángeles, California informaron que el oriundo de Austin, Texas, profesor universitario, camarógrafo y posteriormente director de cine, falleció a los 74 años por causas naturales.

Hooper saltó a la fama en 1974 ciertamente con el largometraje Masacre en Texas, que le dio el título de ícono del cine de terror gracias al carnicero que mata con una sierra. El filme recaudó 30 millones de dólares en Estados Uidos.

Más tarde, el cineasta creó otra escena memorable de terror en Poltergeist (Juegos diabólicos): una niña que entra en contacto con otra dimensión a través de la estática de la tv. Este largometraje, que también se ha convertido en un icono del cine de terror, tuvo como protagonistas a JoBeth Williams y Craig T. Nelson.

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