Fans de Goran Bregovic se dieron una escapada la noche del viernes para escuchar al músico nacido en Sarajevo, quien fue el invitado a la apertura del V Festival de Música Vientos de la Montaña de Texcoco.

La promesa era doble: una actuación del músico junto con los niños del Ensamble Sinfónico de Escuelas de Enseñanza Musical de Texcoco y el propio concierto de Bregovic, acompañado por su Banda de Matrimonios y Funerales.

La tradición de las bandas de viento ha abierto sus fronteras y el festival ha podido consolidarse más allá de la región. En Texcoco, un grupo de gestores como el trombonista Joel Aguilar, hoy director de Cultura del Ayuntamiento, han conseguido que músicos de México y del resto del mundo se acerquen para conocer y convivir con estos sonidos tradicionales.

Tras una reseña histórica de la tradición musical en Texcoco, narrada por el cronista local, Alejandro Contla, se estrenó el documental “Donde brota el agua”, de Jesús Trejo Rosales, en el cual se mostró por una parte el proceso de formación musical entre las familias y escuelas, y por otra se dejaron oír voces que tocan un tema latente en la región: la construcción del nuevo aeropuerto. La música es una forma de resistencia, dijo una joven en el video, y estas comunidades han resistido, se defienden, pues siempre han estado en la mira los recursos de esta región. ¿Qué vendrá? La pregunta está en el aire.

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Niños, jóvenes y unos cuantos maestros, integraron el ensamble que en la Alameda Principal tomó el escenario la noche del viernes; ellos presentaron dos temas: el último movimiento del “Himno a la Alegría”, de Beethoven, y el “Danzón N.º 2”, de Arturo Márquez, a quien, por cierto, se hará un homenaje el domingo 22 de octubre, en el cierre de este V Festival de Música Vientos de la Montaña de Texcoco.

Brogovic, quien en la tarde trabajó una pieza con los niños, “Hopa Qupa”, subió al escenario para presentar justo ese tema, en el cual lo acompañaron los chicos con sus flautas e instrumentos de viento. Sin embargo, el público que estaba en primera fila se desbordó por la música del balcánico  -ecos de ceremonias judías y gitanas, polifonías búlgaras y percusiones tradicionales- y la noche fue para cantar y bailar. Atrás quedó el viento, la música de aquellos niños y adolescentes, y las dudas que despierta el inmenso y vecino aeropuerto.

A lo largo de esta semana, continua el programa del V Festival de Música Vientos de la Montaña de Texcoco donde se llevan a cabo conciertos, cursos, master class y recitales con la música tradicional y nuevos ensambles que exploran las posibilidades de la música de viento.

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