El miércoles, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la SHCP ordenó congelar las cuentas que estén abiertas en el sistema financiero mexicano de 66 personas físicas y morales, entre los que se encuentra Julión Álvarez.

Lo que el cantante dejará de percibir por su música, mientras resuelve su situación, al menos en Spotify, se estima en 10 millones y medio de pesos, sólo por las reproducciones de su nuevo disco Ni santo ni diablo.

Álvarez lanzó su disco en mayo, y desde esa fecha hasta ayer ha sido escuchado en la plataforma streaming unas 47 millones 800 mil 500 veces, lo que equivale aproximadamente a esos 10 millones 511 mil 453 pesos. Esto sin contar el dinero que percibe por los otros 24 álbumes que tienen en la plataforma online de música.

El cantante no ha cancelado más presentaciones —ocho entre México y Estados Unidos—, pero de hacerlo, le representaría una pérdida de al menos 20 millones de pesos.

¿Quién se queda el dinero? Mientras el caso de Julión se resuelve, el implicado está imposibilitrado de disponer de ganancias de cualquier tipo.

María Virginia Aguilar, especialista en derecho internacional y socio fundador en AB abogados, explicó a EL UNIVERSAL que en caso de ser encontrado culpable ante la demanda interpuesta por esta instancia gubermental, tendrá que demostrar que su fortuna no fue obtenida a través del delito de lavado de dinero, de lo contrario, serán confiscadas por el organismo que lo acusa.

Respecto a las plataformas streaming, como la sueca Spotify y la estadounidense Amazon Music, que ofertan amplio repertorio de su discografía, éstas tienen el beneficio de continuar operando de manera habitual, aun corriendo un proceso legal en contra de Julión.

En el peor escenario para el cantante chiapaneco, las regalías podrían pasar a manos de familiares directos o conforme se haya estipulado en el contrato que fincó su relación con su casa disquera Fonovisa, filial del sello Universal Music.

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