Niños y adolescentes de distintas edades se dieron cita durante el segundo día de audiciones para la serie de Luis Miguel, producida por Gato Grande y MGM.

Unos formados desde las 8:00 horas, se hicieron presentes a las afueras del hotel Sheraton en Paseo de la Reforma con el fin de tener la oportunidad de formar parte de este proyecto.

Algunos vestidos como si fueran El Sol en algún video musical, otros con el peinado que el cantante lució de niño y otros más con hojas de papel repasando el tema que cantarían al pasar, fue algo de lo que se vivió en la fila por más de cinco horas.

Familias de distintas partes de la ciudad, así como otros que llegaron de Toluca y Monterrey, acudieron al llamado para interpretar a Luis Miguel, entre ellos Mario Girón, proveniente de Monterrey, Nuevo León, y quien llegó en compañía de sus padres. En entrevista, el chico comentó que, más que nervios, sintió emoción.

“Estuve muy divertido y muy nervioso por la sensación de estar enfrente de muchas personas que sí saben de actuación y de canto”, expresó.

Contó que, además de cantar dos temas, el productor de la serie le pidió que interpretara una escena en la que tendría que reflejar la tristeza del cantante al llegar con su madre y comentarle que se reían de él por cantar como niña.

Otro adolescente que llegó a la audición fue Francisco, nieto de Francisco Ibáñez, representante del cantante en su adolescencia y también actor (La risa en vacaciones). El joven relató que para su audición quiso portar una fotografía de su abuelo en el mar en compañía de Luis Miguel.

“Me fue muy bien, pensé que se me iba a cerrar la garganta, pero creo que canté muy bien. Mi abuelo fue su representante por siete años, así que traigo esta fotografía de la buena suerte que la tenía mi abuelita”.

En compañía de su madre, Mónica Ibáñez, expresó que aun cuando no ha hablado con el artista desde hace varios años, guarda buenos recuerdos, pues pues jugó de niña con él y una vez la invitó a un concierto en Nueva York.

“Además de lo talentoso que es como artista, es un ser humano maravilloso. Ojalá que la historia que cuenten sea la de verdad. Íbamos creciendo, él tenía 15 y yo 14 años, y seguíamos jugando como niños. Una vez hicimos una nave espacial con la cama de su mamá, nos poníamos de acuerdo para ver qué pijama íbamos a usar. Éramos su hermano Alejandro, él, mi hermana Bárbara y yo, era muy divertido”, relató la hija de Paco Ibáñez.

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