No. El sonambulismo no es una actividad paranormal, no tiene que ver con fantasmas, demonios o problemas mentales, no genera locura, y sobre todo, no es peligroso, mucho menos mortal. El sonambulismo es un trastorno del sueño que se presenta en el 17% de niños y adolescentes en el mundo, y 4% en personas adultas. Algunos experimentan sólo un episodio de sonambulismo en su vida, mientras otros registran hasta 15 episodios por noche, según expertos.

Dichas situaciones suelen durar desde unos cuantos segundos hasta máximo cinco o 10 minutos, y ocurren durante las etapas 3 y 4 del sueño, en lo que se conoce como ‘sueño lento’.

El especialista en trastornos del sueño, Alonso Tena, señala que algunos de sus pacientes con sonambulismo han conducido su vehículo completamente inconscientes, otros han planchado ropa o se han preparado alimentos utilizando la estufa u otros objetos calientes.

¿Cómo identificar a un sonámbulo?

La característica principal de un episodio de sonambulismo es que una persona, de manera inconsciente, realiza acciones motrices. En los casos más leves, sólo se sientan en la cama, otros salen de la habitación y caminan por la casa, algunos esquivan obstáculos, bajan escaleras, abren puertas, desbloquean su teléfono celular, se preparan algo de comer o salen semidesnudos a caminar por las calles sin recordar absolutamente nada al siguiente día.

Otra característica frecuente en un sonámbulo es que casi siempre hay un retorno, es decir, la persona regresa a su dormitorio, aunque en algunos casos continúan su sueño en otro sitio.

Generalmente, los movimientos de una persona sonámbula son lentos, pero con soltura, no es verdad que los sonámbulos caminan con los brazos extendidos y con movimientos similares a los de un robot, como lo ejemplifican en varias películas o caricaturas; algunas personas incluso abren los ojos y son capaces de mantener una conversación fluida, aunque carente de sentido.

El siquiatra Juan Carlos García Ramos describe un episodio de sonambulismo como una persona que entra ilegalmente a Estados Unidos, el gobierno no sabe que esa persona ingresó y continúa con sus actividades de revisión, aunque la persona sí logró cruzar la frontera. Es una lucha entre el consciente y el inconsciente.

“Una persona sonámbula está físicamente, pero mentalmente está en otro lado. Es como una persona migrante que entra a un país extranjero, el cuerpo hace una y otra cosa sin que el consciente se entere de lo que está pasando”, dijo.

¿Qué causa el sonambulismo?

Los especialistas refieren que el estrés, una mala rutina de sueño, depresión, mala alimentación y los efectos de algunos medicamentos podrían propiciar episodios de sonambulismo, aunque no todos somos propensos a padecer dicho trastorno del sueño.

Alonso Tena explica, en entrevista para EL UNIVERSAL Querétaro, que los niños y adolescentes son más propensos a tener este tipo de episodios, debido a que sus ciclos de sueño aún no alcanzan la madurez necesaria, por eso la actividad del sonambulismo desaparece en cuanto estabilizan o normalizan sus ciclos de sueño.

Por las mismas razones, el sonambulismo también se presenta en personas de la tercera edad, aunque con menos frecuencia.

Aunque el sonambulismo es un trastorno que afecta principalmente a niños y adolescentes, existen casos poco usuales como el de Elisa Patron, que es sonámbula desde que tenía seis años de edad; ahora tiene 28 años y calcula que experimenta al menos un episodio de sonambulismo cada dos o tres meses.

Verla atravesar por un episodio de sonambulismo se ha convertido en algo cotidiano para sus familiares y amigos, quienes saben que acompañarla de regreso a su cama es la mejor solución para evitar que la actividad de sonambulismo se prolongue.

“Yo calculo que soy sonámbula desde que tenía seis años, iba en a la primaria; bajaba las escaleras de mi casa e intentaba abrir la puerta para salir a la calle, mi mamá se daba cuenta y me regresaba a la cama. Conforme he crecido, he hecho cosas de mayor complejidad cuando estoy sonámbula, por ejemplo una vez bajé de la parte alta de una litera y me senté a escribir en una computadora de escritorio, como si estuviera despierta, sólo que la computadora estaba apagada y todo el cuarto estaba oscuro”.

“Ya en la universidad me levanté a planchar mi ropa, en otra ocasión tomé las tijeras y me puse a recortar unas figuras de papel que necesitaba para una exposición. Cuando tenía alrededor de 23 años ingresé la contraseña en mi teléfono celular y le marqué a mi novio, hablé con él alrededor de varios minutos, al siguiente día no recordaba nada”.

“Hay periodos en los que vivo sola y ahí es más difícil identificar cuando tengo episodios de sonambulismo porque no tengo a nadie cerca para que se dé cuenta, pero yo noto al siguiente día que la luz de mi cuarto está prendida, entonces eso me dice que me levanté en la noche, prendí la luz y ya no la apagué, esos pequeños detalles son los que me dicen que me levanto mientras estoy dormida”.

Guadalupe López, madre de Elisa, comenta que mientras su hija tiene un episodio de sonambulismo siempre tiene los ojos abiertos, habla y se mueve con fluidez, por lo que a veces es difícil detectar que está dormida.

“Siempre se ve muy natural, su expresión no tiene nada de raro o diferente, pero nos damos cuenta que está sonámbula porque dice cosas que no tienen sentido, cambia nombres de las personas, o habla de temas que nosotros no conocemos, a veces también le cuesta trabajo explicar cosas muy sencillas, entonces mejor la acompañamos a su cama y vuelve a quedarse tranquila”, indicó.

¿Qué se debe hacer con un sonámbulo en casa?

La primera indicación tanto de Alonso Tena, como de Juan Carlos García, es la de no despertar a la persona sonámbula, si se le despierta bruscamente de un episodio de sonambulismo provoca una molesta confusión en la persona, por lo que es mejor acompañarla hasta su dormitorio y ayudarla a que vuelva a descansar; “la mayoría de los sonámbulos son dóciles, acompañarlos a su cama es lo más conveniente. No es cierto que se vuelvan locos, eso es un mito”, señalan.

Aunque las personas sonámbulas son capaces de esquivar pequeños obstáculos, si hay algún nuevo mueble u objeto en la casa, es probable que la persona que camina inconsciente pueda tropezar con él, por lo que otra de las recomendaciones es retirar cualquier objeto que pueda resultar peligroso. Si se tiene en casa una persona sonámbula que sea capaz de abrir puertas o ventanas, se puede hacer un pequeño nudo o trampa que dicha persona no conozca y, por lo tanto, tampoco podrá descifrarlo mientras esté sonámbulo.

Es recomendable acudir con un especialista del sueño únicamente si los episodios de sonambulismo son demasiado frecuentes como para impedir que la persona descanse durante la noche o llegue a afectar a terceros. De lo contrario, lo mejor es esperar con paciencia a que dicha etapa se desvanezca con el crecimiento de los niños o adolescentes.

“No te mueres por ser sonámbulo, no es una enfermedad mental, no es peligrosa ni degenerativa. Generalmente no ocasiona problemas futuros, lo que podría pasar es que la persona se lastime de alguna forma mientras deambula o le afecte en su descanso”, comenta Alonso.

Aunque son pocos, Alonso Tena sí recibe algunos pacientes que buscan eliminar episodios de sonambulismo; en estos casos se llevan a casa un pequeño dispositivo que registra los principales indicadores de salud, como presión, respiración y frecuencia cardíaca; con base en dichos resultados, se puede recetar algún medicamento.

“Es muy raro que un caso grave de sonambulismo se presente y se requiera que el paciente duerma en lo que llamamos ‘cuarto de sueño’. Aunque sí he sabido de casos en donde un presunto sonámbulo comete algún delito, pero esas son situaciones de otro nivel, no es común que suceda y se requiere de estudios muy especializados para determinar si efectivamente esa persona estaba o no dormida”, comenta Alonso Tena.

arq

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