Después de tres meses de permanecer en el continente asiático, Marco Santamaría —quien radica en Querétaro—, regresó a México en medio de la pandemia por coronavirus y cruzando los aeropuertos de Corea del Sur, Los Ángeles y Ciudad de México.

Contó a EL UNIVERSAL Querétaro que él viajó el pasado 15 de diciembre —con su hermano y su mamá— a China, todo esto antes de que se conociera la existencia del nuevo brote de Covid-19; por ello pudo hacer sus actividades turísticas sin mayor problema.

“Llegué yo a China y me dio tiempo de hacer el tour de la Muralla y conocer varios lugares sin problema, en el aeropuerto no hubo ninguna restricción, nada, viajé de México a Los Ángeles y de ahí a China y de ahí a Corea, y ahí estuve en tres meses”, explica.

Asegura que él y su familia pudieron disfrutar las festividades de Navidad y Año Nuevo sin restricciones y de forma tranquila, pero los primeros días de enero se empezó a conocer que existía un nuevo tipo de virus, pero los infectados sólo estaban en China, específicamente en Wuhan.

Poco a poco, cuenta, se dieron a conocer los primeros casos de personas infectadas en Corea, Japón, Tailandia, y toda la zona de Asia que tienen comunicación continúa.

Marco recuerda que él se enteró de esta nueva enfermedad a través de un mensaje de texto que llegaba directo al celular, él no habla o entiende coreano, por lo que pidió a su hermana —quien radica allá— que hiciera la traducción.

“El mensaje decía que había gente infectada de coronavirus, que tomáramos precauciones, ya nos decían el nombre y nosotros nos imaginábamos que era como gripa, influenza, como tipo neumonía muy fuerte y te mataba, todavía no había mucha información”, recuerda.

Al principio los mensajes llegaban cada tercer día, cuenta, pero a partir del 14 de febrero ya recibían tres mensajes al día en el que les informaban acerca de las medidas preventivas, que era lavarse las manos continuamente, evitar el contacto cercano con la gente y taparse la boca al estornudar o toser.

Explica que para los coreanos el 14 de febrero es una celebración especial, por lo que en todas las áreas donde sabían que hay mayor afluencia de parejas, como hoteles y restaurantes estaban muy controladas, tenían cámaras térmicas para conocer si algún presentaba posibles síntomas.

Después de esto, continúa, se daba a conocer a través de las noticias las regiones donde había brotes y sugerían evitar visitarlo si no era necesario.

“Una de las que más advertían que no fueras es a Gangnam, un punto que es muy turístico y te advertían que es donde más casos había, llegabas bajo tu propio riesgo, no había ningún bloqueo (...) Fueron restringiendo por avisos que no fueras”, comparte.

De pronto, señala, un día se notificó que todos se quedaran en sus casas, o sea, ya se habían suspendido las clases y los puntos de trabajo más concurridos también cerraron sus puertas, la mayoría de las personas trabajaba desde sus casas, así fue por aproximadamente dos semanas.

Marco asegura que la gente de allá no realizó compras de pánico, es decir que no vaciaron estantes de tiendas como ha sucedido aquí en México y la mayoría seguía todas las medidas de prevención.

Sin embargo, para él era muy sorprendente que los coreanos no se cubrieran la boca al momento de estornudar, a pesar de que los continuos mensajes de textos que seguían llegando.

“Con las personas que yo conviví no estaban en pánico, no fueron a hacer compras de pánico, ni de víveres, todos estaban tranquilos tomando las prevenciones necesarias, y aparte están acostumbrados a usar el cubrebocas (...) Lo que sí es que se quedaron sin cubrebocas, yo quería comprar más y ya no había, sí hubo desabasto de este artículo, sólo llegaba si lo pedías por internet, pero en farmacias o tiendas ya no”, dice.

Agrega que al hacer uso del transporte público en Corea, “desde que ingresabas te pedían usaras gel antibacterial, y al principio te regalaban los cubre bocas; se leían letreritos y se escuchaban los anuncios acerca de las prevenciones que se deben tomar para prevenir el contagio del coronavirus”.

Antes de que él dejará Corea se enteró que ya habían prohibido el arribo de cualquier vuelo proveniente de los países cercanos, específicamente con China y Japón, pero los que llegaban de Europa o América no tenían problema para ingresar.

Marco llegó a México el 5 de marzo, con una escala en el aeropuerto de Los Ángeles, y su experiencia en este último aeropuerto fue algo diferente a lo habitual.

“Cuando llegué me tenían registrado que había estado en China, me pasaron a una inspección me revisaron los ojos, me tomaron la temperatura, me revisaron la saliva con un cotonete y me hicieron preguntas de cuánto tiempo estuve, si no había estado en contacto con alguien que tuviera gripe, si en el avión no había visto a alguien con tos o estornudos, me tuvieron un rato, como 30 minutos con todo el proceso, porque se hace una fila”, explica.

Sin embargo, en el aeropuerto de México fue muy diferente el proceso, asegura que el mismo elemento de migración le preguntó el vuelo de procedencia y si no me sentía mal, así de fácil pudo seguir su camino, y tomar el autobús para llegar a Querétaro.

Nunca sintió temor de resultar contagiado, porque dice, siguió todas las medidas de prevención y llegando a México lo siguió haciendo, ni su familia o amistades evitan saludarlo o tener contacto con él.

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