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“Fue la de malas”, lamentan vecinos de la localidad

Tras la tragedia, se cancelaron las celebraciones del 12 de diciembre

Foto: Alma Córdova
12/12/2018 |06:33Alma Córdova |
Redacción Querétaro
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Desde la comunidad de Fuentezuelas, Tequisquiapan, lugar donde se registró una explosión de pirotecnia esta mañana

Publicado por El Universal Querétaro en Martes, 11 de diciembre de 2018

Los estruendos, los gritos y el llanto despertaron a los habitantes de Fuentezuelas que no fueron a la procesión; eran casi las 6 y media de la mañana cuando el tronido de los cohetes hizo callar a la banda de viento que acompañaba al contingente, los que pudieron corrieron para cubrirse del fuego y las explosiones; segundos después la escena en el atrio mostró la dimensión de la tragedia.

Cuatro muertos y siete heridos de gravedad fue el primer saldo oficial. Al llegar la noche la cifra subió a seis muertos y 55 lesionados, nueve de los heridos con daños muy graves; tres niños murieron y algunos otros estaban en la cifra de los lesionados. Para los familiares de las víctimas los números representan la tristeza de no volver a ver más a un hijo, un hermano, un papá o una mamá.

“Fue la de malas”, lamentan vecinos de la localidad

La tradición dicta que la procesión para presentar los cohetes para la fiesta de la Virgen de Guadalupe se hace el 11 de diciembre; el contingente debe llegar a la capilla antes de que amanezca, van las cargadoras de la virgen, los representantes de las diferentes asociaciones, una banda de música (que este año vino desde Oaxaca) y el albero, quien se encarga de avisar con cohetes el paso de la columna.

A la entrada de la capilla se colocan los cohetes que serán usados durante la fiesta y se hace una bendición. El ritual se ha repetido desde siempre, los adultos mayores dicen que recuerdan este momento como uno de los más importantes de la fiesta anual, pero nunca había pasado nada, hasta ahora.

Historias

Desde la entrada de su casa, un adulto mayor observa el paso de los policías, los soldados y los bomberos; su familia lo acompaña, pide que le alcen la voz al hablar porque sigue sordo por los estallidos. Se despertó muy temprano para ir a la procesión, es tradición. Se puso la sudadera más gruesa que encontró, se colocó su sombrero y caminó al final del contingente.

Una de sus hijas lo alcanzó más tarde y lo esperó dentro de la capilla. Ambos se espantaron cuando vieron los estallidos y vieron que la gente corrió, vieron personas tiradas, niños que no respondían. Se buscaron y al encontrarse agradecieron no haber estado al inicio de la procesión, pues fue ahí donde una chispa cayó a los cohetes y causó las explosiones.

“Fue la de malas”, me responde al preguntarle si había antecedente de un hecho similar. Afuera de su casa, la gente está impactada de ver las maniobras de los peritos de la Fiscalía del Estado para levantar los cuerpos que están tirados en el atrio. Algunos salieron envueltos en cobijas, otros desde sus domicilios, nadie quiere hablar, ni decir su nombre, se les nota la tristeza.

“Fue la de malas”, lamentan vecinos de la localidad

La zona acordonada, por el Ejército, bomberos y policías, tiene un olor a pólvora, lastima la garganta; también un aroma a las vidas consumidas, a la tristeza entre quienes observan cómo se van retirando los vestigios de la tragedia. Apenas se fueron los peritos, la gente aprovechó para limpiar y levantar los pedazos de vidrios y otros materiales que quedaron regados.

Al pasar la gente contesta al saludo pero sin la calidez que comúnmente utilizan. Una mujer que está con sus hijos y sus nietos comenta que no tiene ningún familiar entre los heridos y los muertos, pero que siente un nudo en la garganta y le duele el corazón porque son sus vecinos, la gente con la que convive todos los días.

La mujer habla de una muchacha, como de 28 años que quedó tirada, a la que diario veía pasar cuando iba a su trabajo. Se lamenta. Después habla de otro señor que iba con sus dos niñas en la procesión y él falleció. Era divorciado, él las cuidaba, relata. Se le quiebra la voz.

Las fiestas

El pueblo está triste y el párroco les propuso hacer una misa en honor a los fallecidos. La gente lo aprueba, pero además de la tristeza, en el ambiente lúgubre hay incertidumbre y enojo por el futuro de las festividades, pues se les ha informado que algunas actividades se cancelarán. En comentarios, algunos aceptan que es un riesgo el uso de la pirotecnia, pero a la vez defienden su uso al ser una tradición.

Luego de lo ocurrido, las autoridades municipales determinaron prohibir el uso de cualquier artefacto pirotécnico durante las fiestas patronales. Hay opiniones divididas, pues este 12 de diciembre hay varias localidades que festejan a la Virgen de Guadalupe y no se imaginan una fiesta sin cohetes. La Laja y La Tortuga son dos de las localidades donde habrá fiesta. Aunque en Fuentezuelas se canceló el festejo, en las comunidades vecinas todavía tienen la esperanza de poder hacer su fiesta de la forma tradicional.

“Fue la de malas”, vuelve a repetir el adulto mayor mientras baja su mirada y me muestra su sudadera con algunas quemaduras. “Fue la de malas”, comenta la señora que me habló de sus vecinos. “Fue la de malas” dicen en la comunidad mientras ven cómo se llevan los cuerpos de sus vecinos. “Fue la de malas”, así lo sienten en el corazón.

bft