Los tres camioneros observan como el camino que une a las comunidades de Atongo y Alfajayucan permanece bajo las aguas del río que atraviesa ese sitio. Una cinta amarilla impide el paso. No hay elementos de la Policía Municipal de El Marqués, ni de otra autoridad, sólo la cinta amarilla alerta del riesgo de tratar de cruzar.

Del otro lado del río un grupo de personas observa también afuera de sus vehículos la corriente de agua, proveniente de la presa Los Pirules.

El camino a Atongo es una pequeña carretera de dos carriles, flanqueada por ranchos. Además de los cultivos tradicionales se pueden apreciar algunos viñedos, así como granjas de pollos de una empresa.

El asfalto del camino está en algunas partes dañado por las lluvias, que han abierto grandes baches que los automovilistas deben de esquivar para evitar invadir el carril contrario.

Ya en la comunidad, a un costado se ubica la hacienda Atongo, actualmente usada como restaurante y hotel. Del otro lado del camino está la comunidad, con sus calles empedradas, sus tiendas y una que otra casa ostentosa.

Para llegar el río cercano a Atongo hay que seguir la barda perimetral de la hacienda. Luego del muro la vista extiende por milpas y viñedos. Nuevamente una carretera angosta, de dos carriles lleva hasta donde cruza el río, cuyas aguas bajan con fuerza, creando una corriente peligrosa para pasar.

La corriente bloquea a traileros.

Luis Alfonso Camacho, Roberto Ramos y Miguel Cruz observan en medio del camino el río crecido. Los tres camioneros llevan detenidos en el lugar dos horas. Sus tráileres no pueden dar la vuelta por el angosto camino. Su única salida es de frente, y la cinta amarilla, la delgada y frágil cinta amarilla les impide el paso.

Los conductores, con sus años de experiencia, saben que sus vehículos podrían pasar sin dificultad y sin riesgo la corriente, pero deben de respetar el perímetro.

Señalan que esperarán dos horas más para ver si llega alguna autoridad a supervisar el lugar, corroborar que es seguro pasar y llevar su carga a su destino.

Los choferes se sientan a un costado del camino, en una barda que contiene al río, donde el agua sigue su camino hacia abajo.

Al lugar llegan tres mujeres en bicicleta. Van acompañadas de sus hijos, por quienes pasaron a la escuela. Observan la crecida del río, pues aunque todos los años con las lluvias el cauce aumenta, esta vez es inusual.

Maribel Pérez, habitante de Atongo, es una de las mujeres ciclistas que llega hasta el río. Comenta que en tiempos de lluvias es normal que el río suba de nivel, pero no a ese grado. Además, añade, en ese cruce se juntan dos ríos.

El entorno es agradable. Hay mucha vegetación, los árboles son frondosos y el lugar es apacible, salvo por la poderosa corriente que impide el paso entre Atongo y Alfajayucan.

“Hace dos años vinimos y sí pudimos pasar esta parte de aquí, para aquel lado, pero los carros tampoco podían pasar. Cada temporada de lluvias es así”, añade Maribel.

Recuerda que hace cuatro o cinco años avisaron que por la crecida del río podrían evacuar a la gente que vive en las partes bajas de Atongo, pues se corría riesgo que se desbordara la presa.

Agrega que hasta el momento no se ha presentado ninguna autoridad, pues fue el miércoles en la mañana cuando se presentó esta contingencia, aunque la joven mujer dice que en redes sociales vio un video de la presa vertiendo aguas.

Maribel y Gabriela Pérez explican cómo llegar a la presa de donde sale el agua que corre por el río. Está en Presa de Rayas, a unos kilómetros.

Para entrar a Presa de Rayas hay que pasar un puente sobre el cauce que forma un vertedero de la presa, por donde el agua sale copiosamente, incluso llegando a “lanzar” algunas olas sobre el camino.

Tres hombres observan la presa que, aunque todavía en niveles de seguridad, vierte líquido. En la mañana del miércoles el agua alcanzó a salir de la presa, inundando ligeramente la calle de acceso a Presa de Rayas. La basura y sedimento en la calle es testimonio de agua que salió.

Los habitantes dicen que el agua proviene de la presa Los Pirules, a unos tres kilómetros de Presa de Rayas. El camino a esta presa se complica.

Google News

TEMAS RELACIONADOS