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Por granizada, pierden un año de trabajo en el campo en SJR

J. Isabel Barrón vio cómo se arruinaba el alimento de su familia y parte de su patrimonio en lo que consideran la peor caída de granizo en los últimos 50 años

Cerca de 10 hombres ayudaron a J. Isabel Barrón a levantar su bodega, donde guardaba alimento para sus animales y algunas herramientas. (Fotos: DEMIAN CHÁVEZ)
15/05/2017 |03:04
Redacción Querétaro
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Salvar las mazorcas y el maíz en grano que tiene en su bodega es la principal preocupación de J. Isabel Barrón Trejo, habitante de la comunidad de Tunamanza, en San Juan del Río. Para este agricultor de la tercera edad, perder el maíz que tiene en su pequeña bodega significa perder un año de trabajo en el campo y perder el alimento básico de su familia.

J. Isabel Barrón es uno de los principales afectados por la granizada que cayó el pasado viernes en esta localidad; en su caso, el hielo tiró el techo de una pequeña bodega donde guarda alimento para sus animales y algunas herramientas, además de que se agujeró el techo de su cocina de leña y las láminas que cayeron dañaron uno de los vehículos que usa para transportarse.

Sin embargo, el daño más significativo es el del granizo que entró en el cuartito donde guarda cerca de tres toneladas de maíz, y de las cuales estima que solamente salvara media tonelada. Este maíz es la cosecha que obtuvo de sus parcelas durante todo el año pasado.

De por sí, explica, el clima húmedo de Tunamanza no les permite almacenar el maíz por largos periodos, pero ahora lo poco que cosecharon se perderá.

La vivienda de este agricultor se encuentra en una de las zonas más altas de la localidad: para llegar hay que seguir un camino estrecho de terracería; una vez ahí, puede observarse las parcelas y una barranca donde los árboles se quedaron sin follaje debido a la extraña granizada de primavera.

Este domingo sus hermanos, sobrinos y uno de sus hijos llegaron a su casa para ayudarlo a levantar las láminas, retirar el granizo restante y acomodar las vigas de madera y el techado de asbesto que tuvo que volver a comprar para la pequeña bodega, pues reitera que el maíz es lo más importante que tiene que rescatar. Tuvo que sacar de sus ahorros cerca de 3 mil pesos para adquirir el material, pues hasta el momento ninguna autoridad se les acercó y todavía desconoce si habrá apoyos para ellos.

“Ayer [sábado] no’más le pusimos una lona, pero hoy ya le pusimos el techo a mi maíz, porque si no se me va a acabar de echar a perder. Mi maíz es lo que me urge; ahora sí ni las tortillas están buenas porque está mojado; las tortillas saben como enlamadas… no vamos a salvar mucho, pero lo que podamos salvar va a ser bueno. Ya las cosas... ni modo, que ya se mojen pero el maíz no, lo poquito que tenemos vamos a cuidarlo”, refiere el agricultor.

Trabajo conjunto

Mientras J. Isabel Barrón muestra una parte del maíz que quedó humedecido, uno de sus hermanos escarba entre las mazorcas y encuentra pequeñas piñas que se deshacen fácilmente; al tocar el grano, explica que todo el que se encuentre en la parte de abajo tendrá que ser tirado, pues no servirá para comerlo. Los dos agricultores observan el montón de mazorcas y lamentan que esta granizada les haya afectado en tal magnitud.

Son alrededor de 10 hombres de distintas edades los que trabajan en la casa del señor J. Isabel; mientras unos levantan las vigas que el hielo dobló, otros recogen una gran lona que está tirada en el patio y algunos más barren los escombros que permanecen en esta área. Algunos otros acomodan el techado de la pequeña bodega y se aseguran que no queden espacios por donde el agua pueda escurrir.

Han separado las plantas, basura y animales muertos que forman parte del saldo que dejó la granizada y de la cual los adultos mayores aseguran no tener recuerdo de una igual en los últimos 50 años; dentro de las labores de limpieza han colocado sobre una estructura metálica una gallina muerta, víctima de la tempestad. En el patio, las plantas de alcatraces —que cultiva la esposa de J. Isabel— se encuentran deshechas y algunos pequeños pollos corren entre ellas, otros más van hacia las caballerizas, donde también cayeron los techos y lesionaron a un par de caballos.

Al fondo, los trabajadores también han colocado montones de leña, utilizados para calentar el agua que usan para bañarse y para cocinar; en esta casa todavía no hay calentadores solares o de gas y las tortillas se hacen en una pequeña cocina de humo. El día de la granizada el hielo les impidió entrar a la cocina, pero las hijas del señor J. Isabel sólo se sienten aliviadas de que nadie estuviera dentro.

“Ayer estaba todo blanco por el hielo, ahí adentro estaba todo lleno pero todavía hay unos pedazos grandes. No podemos sacar al sol el maíz porque va a seguir lloviendo, por eso nos tenemos que apurar a poner las láminas, es lo poquito que le podamos poner”, asegura uno de los hombres que ha reunido una parte de los escombros al centro del patio.

Los agricultores aseguran que deben trabajar rápido para evitar que el alimento vuelva a mojarse, pues apenas es el comienzo de la temporada de lluvias y el agua no cesará en las próximas semanas; por ahora, la granizada les dejó pérdidas graves, pero confían en que podrán salir adelante, aunque no hay un solo agricultor que no espere el apoyo de alguna instancia gubernamental, ya que les angustia que la temporada de lluvias les traiga una catástrofe mayor.