Actualmente el Centro de la Ciudad enfrenta seis grandes problemas que están generando el despoblamiento en la zona, aseguró la especialista en urbanismo Stefania Biondi.

Detalló que los problemas que enfrenta el Centro son el uso de suelo, la movilidad peatonal y vehicular, el patrimonio arquitectónico y su conservación, la higiene y el medio ambiente, la inseguridad así como la sustitución de la población original por nuevos habitantes.

Apuntó que dichos problemas se ven reflejados en la falta de cajones de estacionamiento, olor de drenaje, los franeleros, los antros, el tránsito pesado, conflictos que “se han acumulado a lo largo de los años”.

Otra de las causas por las cuales se está dando la despoblación en la zona, dijo, es porque una proporción importante de los habitantes de la ciudad tienen sus centros de trabajo en distintos puntos del municipio, entonces la gente busca una vivienda lo más cerca posible de su lugar de trabajo para ahorrase tiempo en el desplazamiento.

Este despoblamiento, dijo, que obedece a un “estatus”, debido a que es común que se escuche que es más cómodo vivir en un fraccionamiento que en el Centro de la ciudad.

El ruido generado por los antros durante los fines de semana es un problema grave, reconoció, pero “es algo que se puede resolver, todavía tiene solución la situación”.

Stefania Biondi dijo que además de que son muy notorias las quejas de los habitantes del centro por el ruido, el exceso de aglomeración de jóvenes en ciertos lugares o bien porque las calles amanecen sucias, esos son los conflictos que percibe la gente.

Por su parte, Mirsa Pérez Acosta, arquitecta del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), identifica dos factores en el Centro Histórico de Querétaro que han provocado que se pierda la habitabilidad en la zona.

El primero de ellos es la aprobación de cambios de usos de suelo incompatibles con las viviendas particulares en el primer cuadro de la ciudad y el segundo es que las familias descubren que les deja una mayor rentabilidad vender o rentar sus casas para un negocio, que vivir en ellas.

“Aquí se tienen dos procesos, uno es el de la gente que sí quiere vivir aquí pero que a un lado de su casa le autorizaron un bar y entonces no se puede vivir con tanto ruido y acaban yéndose a otro lado. La otra es que se dan cuenta que le da más rentabilidad rentar su casa para algún negocio y ellos se van a vivir a otro lado”.

“El uso de suelo es competencia municipal, pienso que en Querétaro sí se han aprobado usos de suelo que son incompatibles con la vivienda, como es el caso de los bares, eso le resta habitabilidad a la zona. Para conservar la vivienda se debe cuidar no aprobar usos incompatibles, eso es fundamental”, comenta la arquitecta.

Andadores como 16 de Septiembre o Pino Suárez en donde sólo se encuentran dos tres viviendas particulares, son algunos ejemplos de cómo la habitabilidad del Centro Histórico va desapareciendo, comenta.

Mirsa Pérez recuerda que cuando comenzó a trabajar y vivir en Querétaro, en el año 1994, el Centro Histórico aún estaba habitado en su mayoría.

“A nivel mundial este es un proceso que se vive en los centros históricos, cuando yo llegué a Querétaro en 1994 estaba muy habitado el Centro, lo más bonito que tiene es que está habitado por familias de todos los niveles sociales, eso es algo maravilloso”.

Por otro lado, reconoce que sí se han realizado modificaciones a fincas ubicadas dentro de la zona de monumentos históricos sin que las familias pidan permiso al INAH. Sin embargo, advierte que el equipo conformado únicamente por seis arquitectos encargados de revisar todo el estado de Querétaro, hace lo que puede, a pesar de las limitaciones.

Debido al poco personal con el que cuenta el INAH Querétaro, la arquitecta hace un llamado a tomar conciencia sobre la importancia de las fincas históricas de la ciudad. Aunque el INAH tiene facultad de multar e incluso encarcelar a quien destruya el patrimonio de la humanidad, los arquitectos siempre optan por concientizar a los ciudadanos y conseguir que reparen el daño ocasionado a las fincas.

La normatividad establece que los dueños de los inmuebles deben de avisarle al INAH cuando realicen alguna obra en las casonas o edificios del centro de la ciudad.

El objetivo de proteger los inmuebles en esta zona, específica el INAH, es preservar su originalidad y la autenticidad, que son los factores por los cuales la UNESCO decidió otorgarle al Centro de la ciudad la categoría de Patrimonio de la Humanidad.

Por eso cuando alguien modifica un inmueble es común que tenga el plan de abrir un antro, restaurante o bar en el Centro Histórico de la ciudad, pero su obligación es avisarle al INAH en caso de que se modifique la construcción.

El ex delegado del INAH Manuel Naredo explicó que en la mayoría de los casos, los inmuebles del centro de la ciudad, por la época en que se construyeron, no tienen las condiciones para que se habiliten como antros, bares o restaurantes.

El también urbanista y conocedor del Centro Histórico, Manuel González, aseguró que no se tienen registros de robos con violencia en la zona, pero sí se presentan con frecuencia el robo a transeúntes, vehículos, casas habitación y comercios.

El robo de vehículos en esta zona, estimó, representa entre el 25 y el 30% de los delitos denunciados, mientras que los cristalazos representan alrededor del 23% y después le sigue en menor porcentaje en ese orden el robo a transeúnte, a casas y comercios.

“Lo más común son los cristalazos, ya también se habla de las farderas, alguien que con una arma blanca le quita la cartera a una persona, pero lo más delicado son los cristalazos y el robo de vehículos”.

El Centro de la ciudad, apuntó, es considerado un importante punto de desarrollo y por lo tanto los ladrones optan por ir a robar al Centro, debido a la gran cantidad de personas que confluyen en la zona.

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