Cuentan los historiadores que el río Querétaro los separaba. De aquel lado vivían aquellos que vinieron de Europa: los originarios de España y sus descendientes; españoles y criollos que buscaban hacer fortuna en el “nuevo mundo”. Del otro lado del río [ahora avenida Universidad] vivían los nativos de estas tierras, quienes fueron relegados con el paso de los años.

Paradójicamente, pasaban gran parte de su vida del otro lado, pues diario cruzaban esa pequeña frontera para trabajar en las grandes casonas y en los negocios de los adinerados.

Ese río marcaba las diferencias entre los de aquí y los de allá. Los ricos y pobres. Los blancos y los indígenas.

En la actualidad esa diferencia aún permanece, aún se nota. De un lado está el Querétaro de turistas; del otro, el popular.

El Cerrito, la vieja estación de ferrocarril, la Casa del Faldón, la Parroquia de San Sebastián, la parroquia del Santo Niño de la salud y el mercado del Tepe son parte de los atractivos que tienen los barrios al otro lado del río. .

La Otra Banda, el Tepetate, San Sebastián, San Roque, San Gregorio, La Purísima, El Cerrito, La Trinidad y Lindavista son algunas colonias que conforman esa zona de la capital.

Ahí, el sonido ensordecedor que anuncia el paso del tren es algo común. Comprar frutas, verduras, remedios, ropa, herramientas o incluso desayunar y comer en el mercado del Tepe forma parte de la rutina de los que ahí viven.

El tepache, la tuba, los tacos de cecina estilo Toluca, el menudo, la barbacoa, los tacos de guisado o las gorditas de maíz quebrado reflejan la mezcla de tradiciones que han encontrado un lugar en estas calles.

Sin embargo, lo pintoresco de esa zona se empaña por la intranquilidad que denuncian algunos vecinos, especialmente en la noche, cuando es raro ver una patrulla circular por las vialidades que rodean El Tepe, muchas de ellas, con cierta penumbra que inquieta.

La basura es otro elemento visible en ese otro Querétaro: montones de bolsas en las esquinas, papeleras rebasadas con residuos que suman varios días, avenidas repletas de papeles, latas, envolturas, etcétera. Algo que desentona el trabajo de limpieza que se realiza todos los días del otro lado del río.

Los alrededores del barrio del Tepe reflejan muchos contrastes, pero no se puede negar la energía y dinamismo que se vive en cada calle de esa otra realidad queretana.

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