El Monterrey se adueñó de la final regiomontana. Nicolás Sánchez, el mismo que hizo el único gol en el estadio Universitario, marcó de penalti el tanto de la corona. Pero, como en cualquier otro clásico, hubo espacio para sufrimiento.

André-Pierre Gignac, quien inició como suplente, anotó el empate 1-1 al minuto 82´, mas a Ricardo Ferretti y a los Tigres les faltó tiempo y se quedaron sin la Liga de Campeones de la Concacaf una vez más (2-1 en el global para Rayados).

Con Nico como goleador; Rodolfo Pizarro, la figura, Marcelo Barovero, el héroe; Dorlan Pabón como líder, y Diego Alonso como profeta, el Monterrey se embolsó su cuarto título de la Concacaf, primero desde 2013.

Pizarro fue ágil e inteligente en un ingreso al área rival, con un recorte por detrás a Luis Rodríguez, limitado en colmillo, porque el volante sabía que el Chaka iba a trompicarlo. El silbante de la MLS no titubeó para señalar la pena máxima, cobrada correctamente por Sánchez.

Los felinos quedaron expuestos en la primera mitad. La defensa, endeble; la media, sin orden, y, el ataque, chato ante la falta de André-Pierre Gignac. A pesar de asegurar que el delantero ya estaba listo para los 90 minutos de la final, Ferretti decidió guardar a su mejor pieza, determinación que le costaría el trofeo.

Al arranque del complemento, el galo ingresó al campo por Edu Vargas yJavier Aquino por Jurgen Damm, quien ni con una brújula hubiera encontrado la dirección sobre el césped del Gigante de Acero. Con dos goles de desventaja, ya era imposible remontarle al gran rival en un escenario que encontró ambiente y dejó su frialdad por un lado.

El ingreso del francés puso nervioso a Alonso y mandó a César Montes para cambiar a una línea de cinco defensores. Más vale prevenir.  Y razones no faltaban porque Marcelo Barovero le detuvo un disparo que iba pegado a la parte baja del poste, en la mejor atajada del torneo.

El Tuca arriesgó todo con su último cambio, Lucas Zelarayán por Hugo Ayala, que le abrió más espacio a los locales, muy bien ordenados sobre la cancha.

Al minuto 82, Gignac les hizo un golazo de tijera, pero a los Tigres les faltó tiempo y mayor agresión de Ferretti desde el arranque. El Monterrey, con su segundo título en casa, ya no tiene un estadio maldito.

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