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En dos fechas, este Cruz Azul perdió lo que había ganado en el torneo anterior: respeto en casa, el favor de su gente —que ahora ni siquiera llenó el Estadio Azteca en un juego contra las Chivas— y confianza, lo más duro.
Derrota 0-1 ante un irreconocible Guadalajara, que en una semana ganó tres partidos, dos de Liga y uno de Copa. El gol de Ronaldo Cisneros hizo que el Azteca volviera a ser como lo era antes, una sucursal rojiblanca en la capital.
Las Chivas están de regreso. No es que sean un equipo arrasador, que domine todo el juego, pero aguantaron, y cuando pudieron, metieron el puntazo, duro y directo. Al fin le ganaron al Cruz Azul, desde 2015, ligaron victorias y comparten la cima con Lobos.
Este Rebaño es nuevo, no espectacular, y mejor que en 2018.
La Máquina se hizo de la pelota, pero de poco sirvió, a la contra fue el Guadalajara el peligroso, aunque sin tocar fuerte la puerta.
Con Javier Salas, jugando por el recién vendido Iván Marcone, y con Orbelín Pineda con más responsabilidad en la creación que en la recuperación, los cementeros comenzaron a pisar el área de Raúl Gudiño, pero igual que los tapatíos, sin ser demasiado incisivos.
Porque a este Cruz Azul le falta algo, quizá descanso, frescura, tal vez motivación... Quizá Marcone. Hay lucha, entrega, pero eso no basta, el torneo anterior era eso y algo más.
Orbelín, de 10 pases que da, falla once; Cauteruccio volvió a ser el de las épocas de Jémez, Alvarado es intermitente y Elías quiere solucionar todo de un zapatazo. La revolución que quiso crear Caixinha ha quedado en un pobre levantamiento, echando a perder hasta ahora lo bueno que había.
En la segunda parte Cruz Azul se ve más suelto, pero también más austero a la hora de atacar.
En un contragolpe de Chivas, ahora por la izquierda, Carlos Cisneros se comió a Aldrete, tiro-centro y Ronaldo Cisneros, ese al que mandaron a madurar al Zacatepec se barre exacto: la nación chiva explota en el despoblado Azteca.
Este Cruz Azul, en comparación con el del torneo pasado, es otro. Un espejismo que no encuentra su realidad.
