Todo club de futbol tiene años para el olvido y años para recordar. Se recuerdan aquellos años que brindaron a los aficionados momentos de gloria o de tragedia deportiva, pero rara vez un año es recordado por ambas cosas; eso es y será 2013 para Gallos Blancos.

El inicio no fue nada alentador, pues luego de un 2011 que trajo la primera liguilla para la plaza, 2012 estuvo plagado de problemas en el escritorio y en la cancha, por lo que el equipo comenzó 2013 sin depender de sí mismo para lograr la permanencia.

Sergio Bueno había llegado al banquillo albiazul en septiembre de 2012 y en el Apertura de ese año apenas logró seis puntos en una decena de encuentros, arrancando el Clausura 2013 con una victoria, dos empates y dos descalabros, el último de ellos ante América el 2 de febrero, tras lo que fue cesado.

Horas más tarde, la directiva encabezada por Adolfo Ríos presentó a Ignacio Ambriz como el nuevo timonel, quien aunque tuvo que esperar cuatro partidos para conocer la victoria, se mantuvo invicto en sus siete primeros compromisos en el banquillo albiazul.

En los 12 partidos que Ambriz Espinoza dirigió a Gallos Blancos en esa campaña, cosechó 19 unidades, producto de cinco duelos ganados, cuatro empatados y únicamente tres perdidos, ante Cruz Azul, Morelia y Puebla, este último cuando el descenso estaba prácticamente definido.

Querétaro jugó “finales” cada semana durante la recta final del campeonato, en la que cada victoria mantenía encendida la esperanza de la permanencia y con varias actuaciones con tintes heroicos el equipo se mantenía con vida.

Quizá la más emocionante de todas ellas se vivió el 20 de abril, cuando tras dos partidos en los que el resultado pudo haber sido mejor pero a final de cuentas fueron derrotas, los emplumados recibieron a su acérrimo rival, San Luis, sabiendo que sólo el triunfo los mantendría en la pelea.

Mario Ortiz silenció a La Corregidora al poner en ventaja a los Gladiadores antes del descanso, pero en el complemento, Amaury Escoto emparejó el marcador, y cuando el tiempo expiraba, Wilberto Cosme consumó la voltereta. Sin embargo, a esas alturas Querétaro necesitaba además que Atlas dejara puntos en el camino.

La siguiente semana Gallos Blancos visitó al Guadalajara, pero horas antes Atlas sumó en Puebla el punto que lo salvaba matemáticamente y aunque el cuadro queretano se impuso al otro tapatío la suerte estaba echada y llegó a la última fecha con la misión de vencer por 11 goles, precisamente a los camoteros, para evitar el descenso en detrimento de la propia oncena poblana, lo que no sucedió.

Una vez más la afición queretana lloraba una pérdida de categoría, situación que lamentablemente no le ha sido desconocida a lo largo de los 63 años de historia del futbol profesional en la ciudad.

Pero no todo estaba perdido, pues unos meses atrás se había incorporado al club un nuevo inversionista, el empresario Amado Yáñez, lo que junto con la contratación de Nacho Ambriz generó rumores sobre la compra de una franquicia del máximo circuito si el estratega y sus muchachos no consumaban la hazaña de la salvación, lo que finalmente ocurrió.

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