En los últimos cinco años, el ranking ATP del tenista estadounidense Ernesto Escobedo ha mejorado más de 600 lugares.  Actualmente, el jugador está instalado en el peldaño 69 y aspira en poco tiempo a meterse en el Top 20 de la clasificación.

“Mi padre me enseñó que cuando quieres algo lo puedes lograr con perseverancia y disciplina”, dice el jugador en un trompicado español aprendido de sus padres Ernesto y Cristina, quienes son mexicanos.

Aunque nació en el país de las barras y las estrellas, Ernesto considera a nuestro país como su segunda casa y lo visita tan seguido como puede pues en Guadalajara vive su novia.

“Yo amo a México, me siento muy cómodo jugando aquí aunque nací y me formé como tenista  en Estados Unidos. Me encanta la música mexicana y la comida también es de mis favoritas”, asegura.

¿Te pondrías una playera verde, blanca y roja?

“Esa es una pregunta difícil porque tengo lazos con ambos países. No es una decisión que deba tomar ahora, me siento orgulloso de llevar raíces latinas y de ser estadounidense también”.

El jugador impresiona con su físico, pues mide 1.85 metros y cuenta con un poderoso servicio que en ocasiones alcanza las 140 millas por hora.

“Me gusta ser agresivo en la cancha porque es la única manera en la que puedes medirte ante los mejores del mundo. Otra cosa que me caracteriza es que siempre peleo cada punto no importa si es el primero o el último”.

Escobedo, quien se medirá en la primera ronda del Abierto de Los Cabos a Fernando Verdasco, pertenece a la llamada Next Generation que integran jugadores menores de 21 años o menos. Sus aspiraciones son altas pues sueña con algún día,  llegar tan alto como Pancho González, unos de sus ídolos.

“Claro que me encantaría llegar al mismo nivel que han mostrado jugadores como Roger Federer y Rafael Nadal, pero estoy consciente de que todo es un proceso y debo ser paciente”.

Por lo pronto ya logró asistir a los cuatro Grand Slams (Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open). En todos ellos defendió los colores de Estados Unidos aunque nunca, asegura, deja de pensar en que también es mexicano.

“Soy un privilegiado en tener dos nacionalidades.  De este país me encanta la calidez de la gente y todo el apoyo que me  brindan cuando me ven jugar; de mi lugar de nacimiento me gusta la formación académica que va ligada al deporte”.

Escobedo dio sus primeros golpes en parques públicos y en su casa bajo la tutela de su padre, quien también fue tenista pero poco tiempo.

“No todo en el tenis es dinero, si yo conseguí el sueño de jugar ante los mejores del mundo sin tener grandes recursos que me respaldaran cualquiera puede hacerlo. Todo lo que soy lo aprendí de mi padre y el me enseñó que con poco o mucho todas las metas se pueden alcanzar”, explica.

A Ernesto le preocupa la ausencia de jugadores tricolores entre los primeros 100 del mundo.

“Es muy triste saber que existe esa carencia, ojalá eso pronto pueda cambiar y las autoridades les den más facilidades a los nuevos”.

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