El cazador de talentos, Albert Benaiges, nació en el Sanatorio Español de la capital mexicana. Era hijo de catalanes que tuvieron que emigrar, debido a que el régimen del dictador Francisco Franco los perseguía y tuvieron que encontrar asilo.
Antes de convertirse en director de La Masía y de comenzar a descubrir “joyas” futbolísticas del calibre de Andrés Iniesta, Benaiges vivió su infancia en el Distrito Federal.
“Nací en el Sanatorio Español y tuve varias residencias en la Colonia del Valle y después terminé viviendo en Coyoacán”, recuerda.
En su anecdotario, el visor tiene el hecho de haber estudiado en distintas escuelas que tenían raíces ibéricas como el Colegio Madrid o el Centro Asturiano donde estudiaba y jugaba futbol. Luego de varios años viajó a la patria de sus padres en un barco que se llamaba “Covadonga”, que salió desde el Puerto de Veracruz.
Al atender la llamada de este diario para la charla, Albert afirma que sus padres tenían a EL UNIVERSAL como uno de los periódicos que más leían por ser de los de mayor peso en México.
Cuando regresó a tierras tricolores, hace apenas unos meses para encabezar un proyecto de fuerzas básicas en el Guadalajara, nunca se imaginó que ese trabajo duraría poco.
“Era normal que al haber cambios de directivos en Chivas, Néstor de la Torre apostara por traer gente de su confianza, es parte del futbol”, aclara.
Sin embargo, Benaiges dice que no guarda rencor alguno por su paso fugaz por el Rebaño Sagrado, donde quería cazar talentos.