Semifinales en el estadio Azteca y para no arruinarla, medidas de seguridad rigurosas. El Coloso de Santa Úrsula fue una fortaleza ayer por la noche, con filtros de seguridad desde puntos remotos como la entrada al tren ligero, donde se le decomisaron latas de cerveza a las barras bravas que anunciaban su llegada entre cánticos, para la ida de las semifinales.

Las autoridades capitalinas no dejaron escapar ni un detalle, con un operativo que consistió en 3 mil 573 policías, 233 vehículos y un helicóptero, para salvaguardar la calma y evitar la reventa, aunque esta última se salió con la suya al ofrecer entradas al doble de su valor; 700 pesos, los más caros.

Así el resguardo del Azteca, que en su interior mantuvo hasta tres filtros de revisión. “Vengo con mi familia desde Cuernavaca [Morelos], no tengo nada contra los Tigres y que gane el mejor, sólo pido calma a las aficiones porque somos familias con niños pequeños”, expresó Miguel Quinto, mientras cargaba en hombros a su hijo de seis años y solamente quería disfrutar del partido.

Google News

TEMAS RELACIONADOS