América estaba derrotado desde antes del pitazo inicial, por ausencias y falta de personalidad. Un error arbitral le dio la ventaja a los Tigres (0-1), en el primer choque de las semifinales.

El Estadio Azteca, para ser duelo de alta intensidad de Liguilla, no se ocupó ni en 50 por ciento. Falló la afición, que pese al aliento que dio durante los 90 minutos, no hizo pesar su casa ante la escuadra regiomontana. El “¡vamos, vamos, América!” se entonó en vano ayer por la noche.

Las circunstancias tampoco pintaban bien en el vestidor azulcrema. Un cambio de último minuto obligó a Miguel Herrera a sustituir a Pablo Aguilar (por gripe), su hombre fuerte en la central, por Carlos Vargas, mientras Bruno Valdez era situado como líbero.

Rodó la esférica y el América estaba nervioso en todas sus líneas, la ausencia del paraguayo tenía con el pendiente al resto de las Águilas.

Los Tigres de Ricardo Ferretti olieron el miedo. Aprovecharon desde los primeros minutos para aflojar los guantes del portero Agustín Marchesín, quien dificultó constantemente la labor de Eduardo Vargas, quien a pase del francés André-Pierre Gignac, estuvo cerca de inaugurar el marcador, a los 13 minutos.

A los de Miguel Herrera se los comió la duda, la preocupación por el tridente ofensivo que los visitaba: Vargas-Valencia-Gignac.

El Piojo no demostró la experiencia de Liguilla, pese a tener cuatro semifinales ganadas y otras cuatro perdidas en su registro personal.

La escuadra regiomontana, cómoda, agotó a la localía con peligrosas llegadas; tiros cruzados en su mayoría.

Pero a dos minutos de iniciado el segundo tiempo, el árbitro central Óscar Macías Romo marcó el rumbo de un encuentro trabado por las fallas de uno y otro, al señalar penalti una barrida de Valdez, quien evitó un centro con el rostro; sin embargo, el balón rebotó en su mano, para atraer la injusticia sobre el combinado crema.

Nada pudo hacer Marchesín para evitar la anotación de Juninho desde los once pasos. Nada pudo hacer para revertir el marcador y no ser exhibido ante su gente. En esta ocasión, el arquero americanista se quedó con las ganas de ser el héroe para un equipo que no muestra nada a la ofensiva.

Las Águilas deben replantear mucho de su juego si es que desean mantener vivo el sueño de llegar a la final, de lo contrario, el retorno de Herrera será un fracaso.

Por ahora, viajarán a Monterrey con desventaja en el marcador y en lo psicológico, ante un equipo como el de Ricardo Ferretti, que sabe desgastar bien a sus rivales en el tema mental y cuando puede hacerlo, además, los fulmina con alguna genialidad, por más escasas que éstas parezcan en estos días.

Para poder seguir como un aspirante y que no se terminen los suspiros en este Apertura 2017, las Águilas tendrán que domar a sus miedos y al felino regio en el Universitario, un Volcán difícil de sobrevolar.

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