Guadalajara.— La clasificación de las Chivas Rayadas del Guadalajara a la Liguilla se dio de forma amarga, ya que el empate ante León a un gol no deja tranquila a la nación tapatía, que ve con preocupación cómo el nivel del equipo decrece conforme se acercan las finales.

Chivas ha adolecido de pegada y de solvencia en la parte defensiva. Ya no es el equipo que arrasaba y que en base a dinámica pasaba por encima del rival, ahora deja que los ataquen demasiado y en ofensiva han perdido claridad y lo más preocupante: pegada.

El pretexto válido es que es un cuadro cansado y con varios lesionados. El trajín por conquistar la Copa ha llegado a su tope, y gente que debía ser solución como Rodolfo Pizarro, Isaac Brizuela, Ángel Zaldívar y Carlos Cisneros, han caído producto de golpes.

Chivas no llega como debería a la fase final.

Y León simplemente sigue con la flama encendida. El inicio de torneo lleno de reproches internos y mal accionar en el campo ha quedado atrás. Gracias a las bondades del campeonato mexicano, un club que estaba destinado a ser el último lugar general, donde estuvo por varias fechas, aún aspira a pelear por el título, por la corona.

Después de una primera parte en donde sólo hubo amagues de hacer daño, fue hasta la segunda cuando el partido se abrió, se volvió de ida y vuelta.

Guadalajara tomó ventaja por medio de un penalti discutido sobre Javier López que Oswaldo Alanís cobró de forma magistral. No mucho después Mauro Boselli, quien también ha recuperado el gol, remató de forma espectacular para agarrar a contrapié a Rodolfo Cota y vencerlo. El resto del juego dejó la premisa abierta, pero sin que nadie tuviera el valor de entrar.

Pero Chivas ha clasificado, aunque la realidad es que de cara a la Liguilla, hay preocupación.

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