Por más de dos minutos, el celular de Anthony Muñoz suena con el himno de batalla de los Trojans de USC, sin que el miembro del Salón de la Fama de la NFL tenga prisa en contestarlo. Disfruta del sonido mientras observa en la pantalla quien le llama. “Fight On” es el nombre de la canción con la que se identifica la universidad en la que jugó y un mandamiento que Muñoz trata de practicar a diario.

“La canción sirve para celebrar cuando USC anota un touchdown, pero su letra habla de la lucha por la victoria”.

Con 59 años de edad y retirado de la NFL desde 1992, Muñoz libra batallas en el mismo campo de juego, pero con una función diferente: impulsar a la infancia de Estados Unidos y en especial a los niños de origen hispano.

Por dos horas, Muñoz convivió con 300 niños, la mayoría de origen hispano que en algunos casos, están bajo amenaza de ser deportados de Estados Unidos por la finalización del programa DACA.

“Trabajo con muchos Dreamers al llevar mis campamentos a sus escuelas o platicar con ellos. Es difícil la situación, no me gusta hablar de política pero si puedo decir que voy ayudar en lo que se pueda para contribuir en cosas positivas para ellos”, describe Anthony Muñoz.

El miembro del Salón de la Fama es uno de los mayores referentes latinos en la historia de la NFL y desde que se retiró colabora con la Liga en campañas sociales que promueven la salud y educación entre los menores.

“Mis abuelos son mexicanos, yo soy de origen hispano y estoy muy orgulloso de eso. Me gustaría que nadie de este país tuviera que salir por problemas migratorios”.

En la zona conurbada de Minneapolis, ciudad sede del Super Bowl LII, hay un aproximado de 200 mil hispanos, de los cuales el 90 por ciento son de origen mexicano, principalmente Morelos, Puebla y Zacatecas.

Como los papás de Daniela, que son morelenses y desde hace 13 años radican en Minneapolis. Daniela es una de los 300 niños que formaron parte de la Clínica Play 60 Character Camp que impartió Muñoz y aunque ella nació en Estados Unidos, teme que a su hermano Javier de 17 años, lo deporten.

“Mis papás nos dicen algunas cosas que podrían pasar pero no estoy segura de todo. Sé que mi hermano está en riesgo que lo regresen”.

El hermano de Daniela ni siquiera recuerda la calle en la que vivió en un poblado cerca a Cuernavaca, pero podría ser enviado a México si las negociaciones por DACA fracasan.

Después de los dos minutos, Muñoz contesta su teléfono para avisar que no atendió la llamada, ya que estaba en una batalla más: impactar la vida de los niños hispanos.

km

Google News

TEMAS RELACIONADOS