El partido pudo ser a puerta cerrada. Fue un ensayo para México, previo a la Copa Oro para probar jugadores y ponerlos en ritmo. Mas las lesiones de Moisés Muñoz y Jesús Molina lo empañaron.

Como espectáculo, pálido y poco memorable para los asistentes al recinto de los Houston Texans.

Sólo un destello salvó la noche. El penalti bien cobrado de Elías Hernández al minuto 32 y fue todo lo que los mexicanos en el recinto pudieron celebrar. Esa anotación representó la forma de derrotar a una combativa selección de Ghana.

A esta versión B de la escuadra tricolor aún le faltan aspectos que la hagan interesante y una seria para aspirante para revalidar el cetro de la Concacaf, a partir de julio.

Defiende con carencia, tal y como sucede con la escuadra principal en la Copa Confederaciones de Rusia. Los africanos llegaron a la portería nacional en, al menos, tres ocasiones que les pudo representar alguna diana en su marcador.

Su falta de tino y las intervenciones del portero titular, Moisés Muñoz, impidieron que México se fuera en desventaja.

Sin embargo, es un aspecto a trabajar, pues en la Copa Oro, suele haber rivales con mejor pegada que los ghaneses anoche.

Al frente, la generación de llegadas fue escasa. La ausencia de un delantero de área, que ejerciera como referencia terminó por confundir a los mediocampistas.

El Tri B apeló a lo que pudieran hacer Ángel Sepúlveda y Rodolfo Pizarro. Las llegadas de Elías Hernández y Jesús Dueñas no preocuparon al contrincante.

De ahí en más, sólo el penalti salvó un experimento. Pompiio Páez, asistente de Juan Carlos Osorio, aún tiene mucho trabajo.

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