El futbol siempre trae momentos felices cuando se es niño. ¿Quién no soñó con ser Jorge Campos cuando le tocaba ser portero en el partido de la cuadra? ¿Quién de nosotros  no sigue cerrando los ojos imaginando que somos Messi levantando la copa del mundo?

Este viernes un grupo de niños, invitados por el club Querétaro, tuvieron la oportunidad de estar cerca de los jugadores que ven en la “tele”,  de esos futbolistas que a veces parecen estrellas de rock, pero que resultaron “buena onda”.

“Estuvo padre porque pudimos convivir con todos y a la vez conocerlos. Son muy buena onda, mis jugadores favoritos son Volpi y Yerson Candelo. Quiero ser portero profesional”, comentó Marcó Fernández, invitado especial.

Jaime Gómez, Matías Britos, Everardo Stum, Edgar Benítez, Jordi Cortizo, Yerson Candelo, Gil Alcalá, Paolo Yrizar y Edson Puch participaron en una  cascarita al finalizar su entrenamiento. Los jugadores se pusieron al nivel de los pequeños; al estilo uruguayito patearon el balón y festejaron el Día del Niño en el estadio

Corregidora.

Algunos de los jugadores más jóvenes recordaron cuando  soñaban con pisar una cancha de profesionales. Recordaron lo mucho que les costó hacer su sueño realidad y dieron algunas palabras para los pequeños que anhelan  portar una camiseta de Primera División.

“Que sigan soñando, que todo es posible, a mí muchas veces me dijeron que no era posible llegar a ser futbolista profesional y gracias a Dios y a mucha gente se dio la posibilidad de cumplir el sueño y decirles eso, que no se dejen llevar por comentarios, sí se puede y todo es posible”, dijo Jaime Gómez.

Los niños no sintieron los fuertes rayos del sol de medio día, su 
sonrisa reflejó la alegría de pasar el balón con el que fue considerado una de las mejores contrataciones del Querétaro, sí, Edson Puch.

Tras el partido, vino el pastel. Paolo Yrizar ayudó a uno de los niños a cortar una gran rebanada. A petición de los jugadores tuvo que darle una mordida a la tarta  y Yerson Candelo aprovechó para jugarle una broma y dejar su rostro lleno de betún.

“Es padre tener este tipo de eventos porque a mí de chiquito me hubiera gustado convivir con los que son ídolos, son muy padres estos eventos porque te llevas una experiencia bonita y un mensaje, yo estoy encantado de participar y ser ejemplo”, mencionó Yrizar.

Por un rato, los emplumados olvidaron el cierre de un triste torneo que no les permitió entrar en Liguilla, olvidaron la concentración de cara al duelo contra Pumas y fueron niños otra vez. Por un rato, los pequeños olvidaron sus tareas y fueron jugadores de Primera División, aunque posiblemente para algunos es un sueño que se cumplirá en el futuro.

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