ACAPULCO.— En un deporte de gigantes, en su mayoría, David Ferrer se ha ganado un sitio privilegiado. Con “apenas” 1.75 metros de estatura, el tenista español presume de ser el cuarto del ranking mundial y cumple orgulloso cuatro años sin salir del Top Ten de la ATP.

Sus principales rivales son más grandes, más fuertes y con mejor servicio. Pero Ferru tiene un as bajo la manga: corre como un galgo.

“Trato de potencializar mis fortalezas, como la velocidad de mis piernas en la cancha, la capacidad de reacción y el movimiento de pelota. De esta forma puedo compensar mi desventaja en tamaño”, dijo Ferrer a EL UNIVERSAL en exclusiva, previo al juego de anoche —ante Kevin Anderson—, en el que se retiró, debido a una lesión.

Aunque no se considera una estrella en el circuito ATP, el oriundo de Javea ostenta marcas que muy pocos pueden igualar. Ante Juan Martín del Potro, jugador que lo supera por 23 centímetros de estatura, el español tiene marca ganadora. De nueve enfrentamientos, seis han sido victorias para el español.

Sus virtudes no se quedan ahí. El jugador de 31 años ha sido también uno los pocos en descifrar el estilo del serbio Novak Djokovic (1.88m), dos del mundo, a quien ha derrotado en cinco ocasiones.

Nadal es una tema aparte, y aunque en los enfrentamientos la ventaja del número uno del mundo es abrumadora, Ferrer asegura valorar mucho los encuentros con su compatriota. Los goza.

“Los juegos ante Rafa son de los que más me gustan, porque nos hemos topado en muchas ocasiones. Creo también que él los disfruta más que yo”.

—¿Fue complicado el cambio de entrenador este año?

“Un poco. Javier Piles y yo estuvimos juntos por 15 años, pero tanto él como yo necesitábamos un cambio para tener nuevas motivaciones. Con mi nuevo entrenador, José Francisco Altur, me llevo muy bien, ya lo conocía, así que mis rutinas de entrenamiento cambiaron muy poco”.

Mantenerse por tanto tiempo dentro de los primeros 10 no es un trabajo de una sola persona. El Rey David cuenta en su equipo con profesionales que lo acompañan desde que cumplió la mayoría de edad. David Andrés, su preparador físico y Rafael García, su fisiatra, lo siguen en cada uno de sus viajes y se encargan de mantenerlo siempre en el alto rendimiento.

“Ellos son como mi segunda familia. También me ha ayudado a mantenerme el hecho de que no he tenido lesiones de gravedad en mi carrera”, añadió.

Copropietario del club de futbol Valencia y con más de 20 millones de dólares en ganancias, el español no olvida aquellas épocas en las que viajaba con los gastos contados. Tampoco ha dejado de lado los pequeños placeres que le causan tranquilidad, como leer libros de superación y recorrer el mundo.

“Los momentos de viajar con poco dinero siempre fueron duros, aunque yo he tenido suerte, porque desde los 18 años estoy entre los primeros 15 lugares y no he bajado en los 13 años que llevo en el circuito. He tenido momentos muy buenos, como cuando jugué como junior en los equipos de España. En el tenis hay momentos buenos y peores. Al principio, siempre cuesta, porque tienes dudas y desconfianza en ti mismo. Afortunadamente todo es más fácil cuando te haces mayor”.

Acapulco se terminó para Ferrer este año, no así el ascendente camino del jugador “chiquito, pero picoso” en el circuito ATP.

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