Hoy todo es fiesta, alegría por estar a punto de que una franquicia local dispute por primera vez una final de primera división del futbol mexicano. La gloria es para los jugadores, cuerpo técnico y directivos del actual equipo, pero este gozo también debe ser compartido con las glorias pasadas.

Era 10 de mayo de 1987 cuando el deporte de la entidad se enlutó por la volcadura del autobús en que viajaban los integrantes del equipo Gallos Blancos de la UAQ, en el que fallecieron Agustín Jiménez, René Montalvo y Gerardo ‘Pillo’ Orona.

La escuadra regresaba de Ciudad Victoria, Tamaulipas, donde había empatado 1-1 ante Correcaminos en el juego de ida de la final de ascenso de la Segunda División.

Hoy, a 28 años de distancia, Mario Cruz, ex jugador de Atletas Campesinos y del equipo de la UAQ, compartió el momento del accidente tal como si hubiera sido ayer y recalcó, que el compañerismo, es lo que hizo de ese equipo debilitado por el accidente, a salir adelante pese a no haber logrado el anhelado ascenso al máximo circuito.

“Hay una parte de todo esto que te cuento, muy importante. En el 87 el equipo se formó desde cero. Era una competencia fuerte entre todos los jugadores […] mentadas y de más había en los entrenamientos, en los interescuadras. Un día se tuvieron que limar las asperezas a golpes entre varios jugadores del equipo y a partir de ahí, aunque por fuera no nos habláramos y nos siguiéramos mentando y diciéndonos cosas, en la cancha, éramos otros y era darnos el empuje como equipo y alentarnos como compañeros”.

Mario Cruz destaca el compañerismo que llevó a la escuadra a la gran final de ascenso de la Segunda División.

“No sabíamos lo que el destino, como dices tú, nos preparaba. Pasó lo del accidente y se vino todo lo demás. El encuentro de vuelta debía disputarse el 17 de mayo en el estadio Corregidora luego de un empate a cero goles en la ida, pero fue postergado hasta un mes después por la Femexfut.

A nueve días del accidente y aunque físicamente no estábamos aptos para entrenar, el grupo volvió al trabajo. El juego en el Corregidora volvió a quedar empatado y por el reglamento de competencia de aquella temporada nos obligaron a jugar un tercer partido de desempate, que se jugó en el Estadio Azteca, donde caímos en penaltis”.

Toda esa historia, señaló el ex jugador queretano, es lo que también ha formado al equipo actual, “Querétaro siempre ha tenido un equipo acostumbrado a vivir peleando, que vive jugando contra todo pronóstico y así ha sido hasta ahora, un equipo que como bien señalas, ha sufrido descalabros, descensos, y que estaba siempre a punto de lograr algo importante. Sin embargo hoy, podemos hablar de un equipo que tuvo que pasar por todos estos tropiezos para ser lo que es hoy, un equipo bien conformado, con gente que llegó a invertir y que sin duda, es parte importante para que el jugador tenga garantía de que cobrará y no estar pensando en otras cosas.

“En lo personal esto de ver a Querétaro en una final de primera división, es una especie de sentimientos encontrados. Los recuerdos vuelven cuando teníamos ese gran equipo [1987] y que íbamos por algo grande que era el ascenso. Es un sentimiento grande, algo difícil de describir porque que igual que yo y otros muchos jugadores que pasamos por el equipo, estuvimos siempre soñando y mirando con que llegara ese día, llegar a estar en primera división y que hoy, a pesar de todo lo que vivimos como jugadores, como entrenadores y como aficionados, ha valido la pena”.

Por último, destacó el esfuerzo de directivos, a quienes dijo, “Este equipo tendrá ahora mucho que hacer. Las expectativas son muy altas y hoy, se tiene la infraestructura deportiva, se tiene a jugadores de nombre y un cuerpo técnico que ha logrado hacer bien las cosas. El compromiso viene fuerte para Querétaro y espero, así sea, se cumpla todo y como lo señalaste, ya les toca y si no fue antes, por algo sucedieron”.

Google News

TEMAS RELACIONADOS