“Sí, te doy la entrevista, sólo no preguntes quién gana el domingo”.

A Memo Vázquez Mejía se le infla el pecho al hablar de su hijo, un vástago a quien vio crecer con sus amados colores pumas, pero que ahora viste los de uno de los enconados rivales: Cruz Azul.

Vázquez, fundador de los Pumas y ahora una de las cabezas en el proyecto de las fuerzas básicas del club, estará este día con el corazón partido: con sus amados Pumas de un lado y con su sangre, su hijo, del otro.

“Le ha ido muy bien a este cuate”, dice con una gran sonrisa en el rostro. “Es un tipo muy dedicado, muy estudioso, muy metido en su negocio”.

Desde pequeño, agrega “fue así”. Desde pequeño, cuando correteaba por la canchas de Ciudad Universitario, ya pintaba, aunque su padre nunca pensó que llegaría a estas alturas. “Sí que pintaba, más cuando agarró el primer equipo. Le costó su trabajo, en fuerzas básicas aprendió, se dio sus topes, y es que todos aprenden cuando se equivocan, con él no fue diferente a los demás”.

—O sea... le costó su trabajo.

—Mira, a quien obra le va bien.

—¿Le sorprende que le vaya bien?

—Sí, me sorprende, pero me da más gusto. Como te lo dije antes, no le ha sido nada fácil llegar a donde está.

—Dígame la verdad ¿no le dolió que saliera de Pumas?

—En Pumas cumplió su ciclo, así es en la Universidad, cuando un jugador ya dio todo a su club, debe de buscar otros aires. Uno debe de buscar como proyectar mucho más sus alcances y creo que no se ha equivocado.

—Ahora es técnico, una profesión muy injusta.

—Ni me digas. Es muy injusta.

—¿Era lo que soñaba para su hijo?

—No, te lo confieso, no era lo que yo soñaba para él, mas si escogió este camino, pues que lo saque adelante y cuando te vaya mal, hay que mostrar carácter.

—Seguimos con las confesiones: ¿Se pone nervioso cada vez que el junior sale a dirigir?

—Me he puesto nervioso desde su primer día de escuela; desde su primer juego en las básicas; en su debut como profesional, en cada partido que jugó y ahora que dirige.

—¿Y a él lo nota nervioso?

—Nunca lo aparenta. Oculta bien sus emociones.

—¿Algún consejo para el juego?

—Los consejos se los di hace mucho tiempo. Hoy ya sabe lo que tiene que hacer”.

Por no dejar...

—¿Quién gana el domingo?

—Ja. Qué les vaya bien a los dos.

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