BARCELONA.— El clásico del futbol español aterriza en el Camp Nou en su vertiente copera, para premiar a Barcelona o Real Madrid con la presencia en la final, tras resolver el empate a uno de la ida en el Santiago Bernabéu, en un partido con igualdad absoluta esta temporada y que llega con todos los alicientes.

Al espectáculo futbolístico se ha sumado en las horas previas al clásico la polémica. La presencia como colegiado del navarro Undiano Mallecano, árbitro de la final entre ambos equipos en la Copa del Rey 2011, hizo que Jordi Roura recordase su “permisividad”. Rápido respondió José Mourinho asegurando que “en el pasado, el Barcelona daba lecciones de deportividad”.

En lo deportivo, la igualdad marca un nuevo partido que detiene al mundo del futbol. Hasta la fecha, en los cuatro clásicos, una victoria para cada uno de ellos (en la Supercopa de España que se llevó el Real Madrid por el valor doble de los goles fuera de casa), un empate en el partido liguero en el Camp Nou y otro en el copero en el Bernabeu.

La presión es para el Real Madrid. Con la Liga muy complicada y a las puertas de un nuevo clásico —que se jugará el sábado en el Bernabéu—, el equipo de José Mourinho está obligado a reivindicarse en una semana en la que necesita salir a flote en Barcelona y en Manchester.

El Barça tendrá que reinventarse después de las dudas que se han desatado tras la derrota europea en Milán y la poco convincente victoria liguera frente al Sevilla. Ante el Milán, los azulgrana demostraron su incapacidad para superar a un rival parapetado atrás, que cortó las vías de producción de los catalanes y que, además, aceptaron dos goles.

Preocupación por los problemas en defensa tras 11 partidos consecutivos sin dejar la portería a cero, un inconveniente añadido para los de Jordi Roura. El clásico, además de asegurarse la presencia en una final copera, servirá a los azulgrana para darle una vuelta a su dibujo táctico, tal y como se pudo observar en la segunda parte ante el Sevilla.

Para el Real Madrid llega la hora de la verdad. Su temporada está en juego en ocho días y en dos estadios míticos —Camp Nou y Old Trafford—, donde puede saborear el éxito o sufrir el fracaso con tres meses por delante de la temporada que serían muy largos sin opciones de títulos.

Aferrado a la imagen de su líder, Cristiano Ronaldo, quien ha marcado en los cinco últimos clásicos en el Camp Nou, y con la sorprendente irrupción de un Kaká en gran momento físico que se gana opciones de titularidad después de encadenar tres brillantes partidos. El Real Madrid llega con todo al clásico, salvo la presencia del capitán Íker Casillas.

La irregularidad liguera enterró las opciones de título prácticamente a finales de diciembre y el Real Madrid se jugó todo a una carta, la Liga de Campeones, y un comodín, la Copa del Rey. Ha ganado trascendencia no sólo por la opción del título, sino por dinamitar la temporada de su gran enemigo. Del Camp Nou, uno de los dos equipos saldrá reforzado y otro tocado anímicamente.

Google News