ACAPULCO.— Todavía no es el mismo de antes. Le falta velocidad de reacción y potencia en las piernas. Pero el talento está ahí. El español Rafael Nadal se siente cada vez más cómodo en la arcilla de Acapulco y está listo para debutar hoy en el Abierto Mexicano de tenis.

Con una final y un título en su cosecha desde su regreso a las canchas, el pasado 5 de febrero, el mallorquín estelariza esta noche el partido principal de la jornada ante el argentino Diego Schwartzman (157, de la clasificación mundial), un jugador que proviene de la calificación.

Será la primera vez que Nadal se enfrente al juvenil, quien apenas ha disputado 28 torneos en su carrera.

Las rodillas del español no están perfectas, pues aún le impiden desplazarse como quisiera. Incluso la izquierda necesita de un vendaje como protección.

Sin embargo, Rafa buscará su segundo título en el certamen del puerto guerrerense.

En 2013, el seleccionado Copa Davis ha disputado 21 sets y ha ganado 17.

Para el zurdo, Acapulco forma parte de un proceso de adaptación, luego de siete meses de ausencia de las canchas. El español está fuera del Top 4 por primera vez desde mayo de 2005 y ha confesado que extraña estar entre los primeros tres.

Ayer, Nadal realizó un entrenamiento en la cancha principal del complejo Mextenis y convivió durante dos horas con su compatriota Tommy Robredo, ante unos 150 aficionados que se dieron cita en el lugar.

La primera parte de la práctica consistió en algunos peloteos en los que Rafa realizó algunas “dejaditas” y tiros a la línea. Para concluir, el ganador de 11 torneos Grand Slam disputó algunos puntos con Robredo.

El número cinco del mundo se mostró relajado, pese al intenso calor e incluso intercambió algunas palabras con los aficionados. Francis Roig, quien viajó a Acapulco en lugar de su entrenador Toni Nadal, fue el encargado de guiar el entrenamiento.

Al final de la práctica, la estrella del Abierto firmó algunas pelotas, gorras, playeras y libretas a los aficionados que le expresaron su apoyo. “Eres lo máximo Rafa”, “me quiero casar contigo”, fueron algunos de los gritos del público que se dio cita.

“Sólo espero que la rodilla me responda y si eso es así, voy a seguir peleando”, sentenció Nadal, a unas horas de volver a jugar en suelo mexicano.

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