Cruz Azul nunca está dispuesto a traicionar su esencia, ni su historia de las últimas dos décadas.

Todo a favor y falló, otra vez. Contra una versión opaca del América, que terminó con nueve hombres, en condición de local y con el impulso anímico de estar en la Ligulla, tras tres años de ausencia y resultó incapaz de ganar.

Octavo Clásico Joven en que los celestes ven negado el triunfo sobre su máximo enemigo. Igualada 0-0, que le obliga a ganar o empatar con goles para acceder a las semifinales.Serán otras circunstancias. Los americanistas volverán a tener 11 jugadores y estarán bajo el cobijo de su parcialidad.

Además, todos los fantasmas de los fracasos de dos décadas rodearán a los celestes.Tan mal fue su rendimiento que su vida en los cuartos de final la mantuvo su portero. José de Jesús Corona no se ha ido.

Sus guantes que son capaces de construir ilusiones siguen vestidos de celestes, aunque la rumorología ponga al guardameta en el Guadalajara.

Otra vez y como siempre, Chuy pudo revalidar la idolatría que la nación cementera le tiene. Estuvo mano a mano contra Oribe Peralta.

El delantero americanista con el balón en tiro de penalti. Corona lo detuvo al 38’.Miseria americanista desde los once pasos, en dónde ya fallaron en este torneo el “Cepillo”, Silvio Romero, Carlos Darwin Quintero, Diego Lainez... Ese tipo de cobro tiene al americanismo fuera de la Copa y anoche le impidió irse en ventaja ante los cementeros antes del descanso.

El desperdicio fue al doble. Pablo Aguilar le había sacado una falta dentro del área a Julio César Domínguez. Peralta con su cobro dejó ir el tanto de visitante, más valioso aún, porque América se quedó con 10 hombres por una plancha de Mateus Uribe sobre el ‘Cata’ al 29’.

La expulsión del volante águila pegó más a La Máquina que a la visita. Por cómo se acomodaron ambos equipos, dio la impresión que Cruz Azul quedó en inferioridad numérica.

Llegó el descanso. Tiempo en que Paco Jémez acomodó sus piezas para tratar de que sus pupilos ejercieran agobio sobre su mermado rival.Mucha posesión celeste, sin mayor trascendencia. Las Águilas dispuestas a buscar un error cruzazulino o invocar un contragolpe letal. Sólo a eso jugó la apática escuadra de Miguel Herrera.

El “Piojo” sigue como un dependiente de Agustín Marchesín. Con dos atajadas, el argentino evitó la alegría del Cruz Azul, frustrado y triste por su ausencia de pegada.

Para la vuelta, el técnico azulcrema tendrá que arreglárselas para ajustar su alineación sin Uribe y Edson Álvarez, quien vio la roja al 90.

En sus redes sociales, La Máquina invitó a los suyos a cambiar la historia. Anoche no pudo, pese a tener un entorno inmejorable para hacerlo. Es cierto, el América está lejos de asustar a sus rivales. Pero salió con vida y dispuesto a ser ese verdugo emplumado que tantas veces ha victimado a uno de sus clientes predilectos.

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