Madrid .— Tras el de Íker Casillas, el Real Madrid se enfrenta a un nuevo problema con otro símbolo del club, Sergio Ramos, cuyo conflicto con la dirigencia pasó a una nueva dimensión después de romper las negociaciones para su renovación.

Hace poco más de un año, Ramos era el gran emblema del Real Madrid, incluso por delante de Cristiano Ronaldo, gracias a su gol en Lisboa que propició la conquista final de la Liga de Campeones, la famosa “décima” para su club. Pero ahora la situación cambió.

Ramos comenzó en enero a tratar la ampliación de un contrato que expira en 2017. Según informó la prensa española, pedía pasar a ganar 10 millones de euros netos (11.3 millones de dólares) para convertirse en el segundo jugador mejor pagado del plantel, sólo por detrás de Cristiano Ronaldo.

El tiempo pasó y el distanciamiento se convirtió en fractura. No hubo acuerdo y ese fue uno de los desencadenantes del nuevo conflicto.

El diario “As” aseguró ayer que “Ramos quiere irse ya del Real Madrid” y argumentó su enfado por las supuestas filtraciones del club sobre su renovación. Teme que le acusen de ser un jugador que se mueve por dinero.

Por su parte, la radio “Cadena Cope” comentó anteanoche que el club no está dispuesto a llegar a la cantidad que pediría Ramos por su nuevo contrato, por más que sea uno de los pilares del equipo y hombre importante en el vestuario.

La situación sólo admite tres caminos: acercar posturas, consensuar un traspaso o permitir que el jugador cumpla los dos años de contrato para al final quedar libre y elegir destino.

No es fácil llegar a un acuerdo con el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, cuando se ha producido una fractura. El mandatario no suele dar marcha atrás, como bien saben futbolistas como el alemán Mesut Özil o el argentino Ángel Di María.

La siguiente opción sería pensar en un traspaso multimillonario y la prensa inglesa ya habló del probable interés del Manchester United, que podría tener 300 millones de euros (340 millones de dólares) para invertir en fichajes. En cualquier caso, la cláusula de rescisión de Ramos, 200 millones de euros (227 millones de dólares), es prácticamente inalcanzable.

La tercera alternativa, cumplir los dos años de contrato, parece la menos probable y la más indeseada para todas las partes. Nadie puede pensar en Ramos jugando dos años más para una hinchada que no perdona. a jugadores con fecha de caducidad en el club. DPA

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