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El Pachuca se resiste a despuntar

El Pachuca se resiste a despuntar
21/10/2012 |02:16
Redacción Querétaro
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PACHUCA.— Félix Borja había hecho lo más difícil. Aprovechó un gran servicio de Raúl Tamudo, se paró solo frente al portero Jonathan Orozco, lo eludió y cuando estaba con la portería abierta, el pie derecho le jugó chueco al izquierdo, le movió el balón para hacer uno de los osos más grandes del torneo.

Bueno, ni Santiago Fernández o Enrique Esqueda o Luis Ángel Landín, en aquella Selección olímpica, que por cierto dirigía Hugo Sánchez, lo hubieran hecho peor.

Y Hugo sólo alzó los brazos al cielo, buscó en la tribuna la mirada comprensiva de su esposa y aplaudió resignado... Qué más puede hacer.

Los Tuzos no pudieron contra el diezmado Monterrey, y un empate a un gol los deja en el limbo futbolísticos y estadístico, en el cual han vivido durante todo el torneo.

Empate que sirve de poco, aunque costó mucho conseguirlo. Apenas al minuto de juego, Ángel Reyna evidenció la fragilidad defensiva tuza al abrir el marcador y hasta el inicio del segundo tiempo, el Pachuca, por conducto de Borja, sí, el mismo Félix Borja, consiguió el empate por el cual se sudó, pero que poco se disfrutó.

Y es que no se ve ni por dónde el Pachuca pueda mejorar. La oportunidad era inigualable, porque Monterrey está más que diezmado, con lesiones y bajas de juego por doquier. El gol de Reyna estuvo que ni mandado a hacer para las huestes de Víctor Manuel Vucetich, quien ordenó jugar al contragolpe, porque sabía que el local buscaría por todos los medios el gol de la igualada.

El problema es que las armas de los hidalguenses son limitadas. El sistema es pobre y Nery Castillo, el único que tiene la onza para cambiar la historia, está peleado hasta con él mismo y para acabarla, el futbol comienza a pelearse con él.

Porque Nery, no se duda, es quien más corre y quien más intenta en Pachuca, pero siempre hay un recorte de más, siempre hay un resbalón inesperado y lo peor, cuando algo le sale bien viene una mano en el área que no es marcada por el silbante.

Mas el gol del empate fue justo premio para los Tuzos, porque a pesar de sus carencias, por ganas no quedaron. Pero el destino tiene algo contra Pachuca, Raúl Tamudo ingresó; el español por fin mostró algo de su fama, la cual ha arrastrado en territorio mexicano e impulsó al equipo en busca de la victoria.

El gol del triunfo se cantó, pero al fondo la bandera se levantó. El asistente vio, erróneamente, que Tamudo estaba adelantado y anuló lo que tanto trabajo se había logrado.

Vucetich mandó a Humberto Suazo en busca de un milagro y El Chupete casi lo logra, pero no estuvo tan cerca como Félix Borja.

Sólo era cuestión de dar el pase a la red; festejar; dar las gracias e ir a cobrar como decían los antiguos cronistas... Pero no.

La pierna derecha le jugó chueco a la izquierda, muy envidiosa ella, le robó toda la gloria.

Hugo miró al cielo, miró a Isabel... y sigue sin encontrar explicación.

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